Apicultores de Telde están preocupados por la aparición, sobre todo desde el pasado verano, de una nueva especie de avispa que se come a las abejas. Es un insecto amarillo, que dobla en tamaño a la abeja negra canaria y que tiene en los meses de calor el mayor pico de actividad.

Orosman Burgueño, criador de abejas reina de Valsequillo, asegura que la aparición de esta especie, de la que no supo informar su nombre científico, requiere de un estudio en profundidad "porque en un futuro puede presentar un problema". Roberto Méndez Siverio, presidente de la Asociación Regional Apícola Canaria, no tenía ayer constancia de la entrada del insecto en Tenerife, isla que dobla la producción apícola de Gran Canaria, pero coincidía en el peligro que representaría para el sector en caso de originarse una plaga de este tipo.

José Florido, propietario de más de un centenar de colmenas distribuidas entre Telde, Fontanales y Arguineguín, se encontraba ayer por la mañana en el barranco de Los Cernícalos atendiendo una veintena de cajas que mantiene en la zona de Castillo. Florido va más allá y asegura que en los pasados meses de junio, julio y agosto, tanto en San Lorenzo y Fontanales como Tejeda y Telde esta avispa hizo menguar las colmenas, teniendo que matar a mano grupos de cincuenta y hasta cien ejemplares por cacería.

José explica que se trata de un insecto "carnívoro que corta y tritura a la abeja y poco a poco van disminuyendo la población hasta acabar con las colmenas".

Por este motivo pide a la Administración que, junto a los apicultores, trabaje en encontrar medidas que puedan frenar su expansión antes de convertirse en plaga. De hecho, el propio Burgueño cree que el insecto no entró el pasado año exactamente, sino que lo hizo un poco antes, pero las especiales condiciones de calor que se vivieron en 2009 favorecieron la eclosión de un mayor número de ejemplares.

El campo, sin los millones de abejas que son criadas en las casi 8.000 colmenas que se encuentran distribuidas por Gran Canaria a través de más de 200 explotaciones, "no sería el mismo, ni tampoco habrían hortalizas como la calabacera, el calabacino, o frutos como el melón y el aguacate", dice José Florido mientras saca de la colmena un cuadro lleno de celdas chorreando una miel riquísima.