Le había prometido a don Miguel Santana, director de la Banda de Música de Agaete, que para la celebración del primer centenario de la fundación de la Banda en el 2011, le dedicaría varios artículos a la trayectoria de la agrupación musical y a algunos de sus componentes, pero hete aquí que va el Cabildo de Gran Canaria y se nos adelanta ( muchísimas gracias) otorgándole el Roque Nublo en la categoría de Plata y modalidad de Folclore, con lo cual, no sólo ha iniciado los actos de la conmemoración del centenario, sino que nos ha obligado, con sumo placer, a aplicarnos en los panegíricos merecidos.

Que la velada en el Teatro Pérez Galdós para la entrega de Honores y Distinciones del Cabildo de Gran Canaria viene siendo un éxito en ritmo, estética y contenido no hay quien lo dude, como tampoco hay duda del éxito cuando ese ritmo es interrumpido por sorpresa, con alguna pincelada emotiva en la que todos nos reconocemos. Eso pasó con el toque de algunos compases de Soldado de España -un clásico de la Rama- por músicos de la Banda de Agaete camuflados entre el público, toque que éste acompañó con palmas como si se tratara de la Marcha Radetzky en el concierto vienés de fin de año. Así lo vivimos los que abarrotábamos el aforo del Pérez Galdós, en una noche cálida y emotiva como corresponde a un acontecimiento donde las personas y entidades galardonas forman parte del patrimonio colectivo de Gran Canaria.

Un siglo de historia da para mucho, sobre todo para una agrupación tan mimetizada con el pueblo que le quiere y da el nombre, Agaete. Ora desparpajo, socarronería y burla a golpe de tambor bajo el solajero grancanario en las fiestas veraniegas, ora seriedad uniformada procesionando o celebrando un concierto bajo el título de paseo y música, cuando no acompañando un entierro que es otra de las maneras con las que algunas personas han decidido en su testamento abandonar esta vida, y lo mejor de todo, en tan dispares actuaciones los componentes de la Banda de Agaete son los mismos.

En esta ocasión no quiero desvincular del acto de reconocimiento este recordatorio del que ha sido merecedor la Banda de Agaete, por aquello de seguir creyendo en la justicia poética, que es lo que a mi entender ha hecho el Cabildo de Gran Canaria, distinguiendo la perseverancia en una sociedad en la que impera lo efímero y donde la solidaridad se ha convertido en flor de un día. ¡Cuántas Dianas, Ramas y Retretas les debo! ¡Cuántos años de textos y pretextos para una cita en cualquier pueblo de la isla! ¡Cuántas historias de amores y desamores se han tejido al son de su música! ¡Cuántos recuerdos allende los mares! Y es que un siglo de Música, de Banda y de Agaete, da para mucho más que lo contenido en cualquiera de las partituras del amplio repertorio que interpreta y sobre todo, para que a ninguno de los mortales que andamos de paso por estos lares se nos ocurra apropiarnos de un patrimonio que es de todos y de nadie en particular; aunque sólo sea por aquello que decía un amigo mío respondiendo a alguien que había descubierto Agaete en los años 80 del siglo pasado: hace años que estoy viniendo y te juro que cuando llegué la primera vez, Agaete y su Banda ya estaban aquí.

La celebración del centenario acaba de empezar y los componentes más antiguos de la Banda parecen chiquillos chicos con zapatos nuevos y no digamos la fuerza arrolladora con que lo afronta el relevo generacional entre sonrisas, nervios y las consabidas preguntas de cuándo nos vemos, qué hacemos y cómo llegamos a las instituciones. Tranquilos muchachos, que no podemos recorrer un siglo de historia de un tirón y, de momento, hay que preparar ese viaje a Francia que tanta ilusión les hace y nos hace a todos, ver como pasean el nombre de Agaete y Gran Canaria por los Campos Elíseos al son de La Madelón de Robert Camille y Bousquest, tan francesa ella, y de Soldado de España, que encierra en su pentagrama algunos compases del Vals de los Patinadores de Emile Waldteufel, francés también. Miren por donde le vamos a devolver a los franceses la visita para agradecerles el préstamo musical que de La Madelón venimos haciendo desde la Primera Guerra Mundial, que ya son años. Nunca Agaete y su Banda se vieron en otra como ésta y como somos todos noveleros, 'goleores' y de pata ligera, que en toda piedra cogemos filo, aprovecho para decirles que vayan avisando de las fechas del viaje y en qué agencia se compra el paquete turístico; porque si se piensan que se gobiernan solos y que van a viajar sin nosotros, están ustedes equivocados. Esa Rama no me la pierdo yo. Felicidades por el galardón y adelante con el centenario.