La implantación de un teleférico en el Roque Nublo, el monumento natural y emblemático de Gran Canaria por antonomasia, ha dividido al pueblo de Tejeda en dos. Los vecinos tienen el corazón dividido ante el proyecto de instalación de un funicular en la cumbre, si bien los partidarios se dejan ver más que los detractores de la iniciativa. Otra parte de los lugareños no lo tiene claro, pero a casi nadie deja indiferente la idea.

En el casco del pueblo la mayoría parece inclinarse por apoyar el proyecto porque considera que puede ser beneficioso para un municipio que se ha ido despoblando drásticamente en los últimos años.

Los vecinos de Tejeda se siente doblemente aislados, "primero por la carretera que está ahora cortada y segundo porque las autoridades parece que pasan de nosotros: por una vez que alguien propone algo como el teleférico, que puede ser un revulsivo para este pueblo aislado y abandonado de la mano de Dios, ni Cabildo ni Gobierno parecen interesarse mucho para darle un empujón a la idea".

Entre los detractores están los que se alinean con las tesis que piden respeto al patrimonio natural y consideran el teleférico poco menos que una profanación y los que simplemente no lo quieren porque estiman que les perjudicará económicamente, especialmente en La Culata, barrio que los senderistas y visitantes sortearían con el funicular. Un ejemplo de esto es María Delia Trujillo, que regenta una tienda en el barrio de La Culata. "No sé si será malo o bueno. No sé si la gente subirá en eso y bajará caminando o no. El problema es que si cogen el teleférico para abajo y para arriba por aquí dejarían de pasar y nos perjudicaría. A mí no me vendría bien, el negocio quedaría afectado para mal", dice.

Antonio Hernández Lezcano es de los vecinos que tiene el corazón dividido con el funicular. "Yo no voy a subir, pero si en vez de poner uno ponen dos o tres, mejor. La gente no debe subir caminando. Yo no voy a pasar ya por ahí aunque lo hagan, pero me gustaría que mis nietos pasaran".