Un tercio de los apartamentos de Playa del Inglés se ha convertido en viviendas. Hay edificios en la misma Avenida de Tirajana, la arteria principal, que han quedado fuera de la explotación turística, mientras que en otros existe una lucha: una parte intenta seguir en el mercado, alicatando y pintado todo, y la otra dispone a su antojo de la propiedad. Y es que la atomización de la propiedad dificulta los planes de mejora de la oferta alojativa. Esta tendencia la califica el presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas, Fernando Fraile, como el "cáncer" de la oferta de apartamentos de San Bartolomé de Tirajana. En este municipio se localizan unas 59.000 camas extrahoteleras frente a las 20.000 de Mogán.

Fraile advierte que de persistir esta transformación de camas turísticas en viviendas se corre el riesgo de que el Sur deje de ser el destino de "primer orden" que ha sido siempre. El presidente de la patronal culpa al Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana de dar certificados de residencia a personas cuyo domicilio es un apartamento de Playa del Inglés. En este sentido, pone de ejemplo que de la misma forma que no se puede edificar un chalet en la zona industrial de Arinaga tampoco se puede dejar que en la primera zona turística del Sur se instale a vivir todo el que quiera.

Los gestores de complejos de Playa del Inglés recuerdan que la mayor parte de edificios se hicieron con los ahorros de los grancanarios y mientras la actividad reportaba buenos ingresos se explotaban a través de comunidades de propietarios. Pero desde que llegaron los primeros vaivenes surgió el conflicto. La bajada de las rentas suscitó todo tipo de controversias y algunos optaron por administrar a su aire su propio inmueble.

Precisamente la confluencia de tantos dueños es la que ha complicado la renovación de esta planta alojativa. Los administradores de complejos de apartamentos de Playa del Inglés como Roque Nublo, Taidía o Teror se esfuerzan en enumerar los arreglos que han realizado en los últimos años, al tiempo que expresan su malestar con las recomendaciones del Plan Turístico del Cabildo de Gran Canaria, que plantea no sólo reformas sino incluso algún derribo.

José Moreno, vocal de la comunidad del complejo Taidía admite que este complejo, que ha dejado la explotación turística precisa de un cambio total, pero se cuestiona que cómo se van a poner de acuerdo tantos propietarios. "Todos son extranjeros, pasan seis meses en su país, y después los alquilan a sus compatriotas, con lo que las ganancias no repercuten aquí", concluye.

Jacqueline Alonso, que es la responsable del complejo de apartamentos Teror, recuerda que los propietarios sólo quieren ingresos y no quieren invertir. Además, alerta de que la situación se repite en Maspalomas, aunque "ahora al crearse el Consorcio Turístico sólo se habla de Playa del Inglés".

Esta disputa no es nueva. Para intentar resolver el desmán en el negocio de apartamentos en 1999 la Ley de Turismo estableció la unidad de explotación. Pero pronto los intentos de someter a la oferta extrahotelera a una sola titularidad empresarial se desvanecieron. Los derechos de los propietarios sobre los inmuebles volvieron a gobernar el Sur grancanario. Ángel Martel, presidente de los extrahoteleros, reconoce que los titulares de los inmuebles tienen la palabra pero lo que no se puede tolerar es que una zona turística se transforme en residencial.