Dos de los siete nuevos radares instalados por la Dirección General de Tráfico en la isla de Gran Canaria, concretamente en la autovía GC-1, que tenían que entrar en funcionamiento ayer mismo, amanecieron con sus lentes totalmente destrozadas y sus carcasas dañadas víctimas de un ataque vandálico.

Según las fuentes consultadas por este periódico, los daños causados a ambos cinemómetros, pendientes de cuantificar de forma definitiva, debieron producirse antes de las cinco y media de la mañana, cuando algunos automovilistas se percataron del incidente y dieron parte.

La principal hipótesis que se baraja es que los cristales de protección de los mismos -tanto los que protegen las cámaras como los sensores de velocidad y flashes- fueron reducidos a añicos a base de contundentes martillazos.

El Gobierno central pretendía que estos artefactos, que cuentan con una caja metálica fija y un dispositivo móvil, entrasen a funcionar este lunes. Este rotativo no pudo confirmar si en el corto espacio de tiempo en el que pudieron estar operativos dichos artefactos llegaron a cazar algún tipo de infracción entre los miles de vehículos que cada día laboral transitan a primeras horas de la mañana por esta infraestructura.

En la zona en la que ambos se ubican, en las cercanías del enlace del barrio de Ojos de Garza y de la Base Aérea de Gando con la autovía, a la altura del kilómetro 14, no se apreciaban a mediodía de ayer huellas de frenadas recientes.

Este hecho, unido a la falta de espacio en los arcenes, dan a entender que tuvo que ser una o varias personas las que, caminando y en plena noche, se acercasen hasta ambos artilugios y procediesen a su inutilización de forma drástica.

Ni la Guardia Civil de Tráfico ni la comisaría de la Policía Nacional en Telde tenían conocimiento, a las cuatro y media de la tarde de ayer, de este percance, del que sí fue informada la Dirección General de Tráfico.

Este organismo pretendía poner en marcha estos dispositivos junto con otros cinco más distribuidos entre la Circunvalación a Las Palmas de Gran Canaria (GC-3) y la autovía GC-1 a su paso por Telde, San Bartolomé de Tirajana y Mogán.

El radar que está ubicado en el margen derecho de la GC-1 en dirección Sur fue el que se llevó la peor parte, ya que en el momento de producirse el asalto al mismo tenía en su interior la cámara y el sensor. La carcasa también sufrió daños.

El precio del cinemómetro afectado es de unos 40.000 euros, según apuntaron fuentes policiales, que precisaron que esa cantidad puede aumentar según las cualidades del mismo. Entre ellas se encuentra el flash, que el radar afectado tenía instalado y que encarece su coste.

El otro, unos metros más al sur, pero al otro lado de la calzada, también tenía sus cristales totalmente rotos.