La organización ecologista Greenpeace dio a conocer ayer su último informe de evaluación del impacto de la construcción en las costas españolas. En dicho informe, se refiere a la situación de Gran Canaria como preocupante en dos aspectos: la construcción de campos de golf y muelles deportivos previstos así como la contaminación del litoral. Greenpeace observa que el caso más grave de todas las Islas en cuanto a la "fiebre de construcción" de nuevos campos de golf es el de Gran Canaria.

La organización ecologista recuerda que el Cabildo presentó hace cuatro años un Plan Territorial Especial para Campos de Golf que preveía la posibilidad de construir 18 nuevas instalaciones. "Pero los campos de golf -añade el informe- no se han limitado a ser meras instalaciones deportivas que pueden disfrutar como mucho 200 jugadores al día, sino que han ido parejos a un intenso crecimiento urbanístico (en 2007 el Plan Especial Territorial proponía la creación de 25.500 nuevas camas hoteleras) y el posterior desarrollo de puertos deportivos".

En cuanto a los muelles deportivos, Greenpeace se remonta al año 2001 para recordar que se proyectaron ocho puertos que suponían un incremento de la oferta náutica en más de 2.000 amarres. Y posteriormente, en 2006, junto con los campos de golf proyectados, se pretendía construir puertos en Meloneras, Playa Balito y Anfi Tauro y ampliar los de Agaete, Arguineguín y Mogán.

De otra parte, Gran Canaria, según Greenpeace, acumula "grandes ejemplos de contaminación costera por el vertido de aguas residuales poco o nada tratadas". La organización ecologista indica que en 2005 fueron denunciados ante la Comisión Europea los vertidos de lodos desde varios barrancos que recibía el litoral de Mogán, y los de los emisarios en las playas de Mogán, Taurito y Tauro.

Pasado el tiempo, los ecologistas aseguran que la situación, al menos hasta el año pasado, "no estaba resuelta" y afectaba incluso al LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) de la Franja Marina de Mogán. En este mismo contexto, la playa de Bocabarranco, en Gáldar, sigue apareciendo en los informes de Greenpeace desde hace años por no alcanzar los requisitos mínimos de calidad del agua de baño.