El municipio satauteño está capeando la crisis económica en mejor situación que otras localidades de Gran Canaria porque la tasa de paro se ha estabilizado en torno al 12% y el Ayuntamiento goza de buena salud financiera para mantener los servicios sociales básicos y realizar algunas obras. Sin embargo, el año 2011 se presenta complicado y únicamente se puede pensar en reducir aún más las inversiones públicas. El futuro de Santa Brígida pasa por recuperar la actividad mercantil cuando los tribunales se pronuncien sobre el gran centro comercial, por fomentar un turismo de calidad y recuperar los terrenos agrícolas que están abandonados, pues no existe industria ni posibilidad de implantarla.

Esas son las alternativas del gobierno municipal ante la disminución de ingresos propios y los recortes de las demás administraciones, pues "por lo pronto" no se plantea una subida fiscal. "No hemos subido ningún impuesto y tampoco está previsto hacerlo, aunque todo dependerá de la evolución de los ingresos y de las ayudas del Estado, el Gobierno de Canarias y Cabildo", explica el alcalde, Lucas Bravo de Laguna, que asegura que "ahora es prácticamente imposible disminuir más los gastos de funcionamiento". A modo de ejemplo, resalta que se han tenido que suprimir comidas, fiestas, hermanamientos y hasta los viajes a la reuniones de la Fecam en Tenerife cuando no hay asuntos realmente relevantes.

CONSTRUCCIÓN. Las inversiones del Plan Zapatero han permitido mantener una cierta actividad del sector de la construcción. Las principales obras son un campo de fútbol, un nuevo club municipal de mayores (un millón de euros) y una cancha deportiva en Las Casillas y Portada Verde (400.000 euros). Está previsto que hasta final de año se reasfalten 24 calles. Otras actuaciones se han tenido que dejar para tiempos mejores, como la Casa de la Cultura.

Con cerca de 20.000 habitantes, Santa Brígida ya no tiene espacio para crecer en población, por lo que los ingresos en licencias urbanísticas ya no son la panacea de lustros anteriores. "En tres años", señala el alcalde, "no hemos aprobado ni una sola nueva urbanización ni lo vamos a hacer, pues el Plan General en el que estamos trabajando es muy restrictivo; el tema de las licencias urbanísticas había que pararlo porque era pan para hoy y hambre para mañana".