"Esto no es de Frank Sinatra, es de Paul Anka", le gritó el cliente de un restaurante de Maspalomas a Bienvenido Medrano Visagas, un cantante de variedades filipino que lleva más de 20 años ganándose la vida en el sur de la isla de Gran Canaria con su guitarra. Era la enésima vez que M. B. C. interrumpía al artista, según varios testigos, porque estaba bebido, y la discusión entre ambos acabó ayer en la Audiencia Provincial de Las Palmas. El fiscal José Antonio Díez solicitó ocho años de cárcel para Bienvenido Medrano por intentar matar al molesto cliente de una puñalada en el pecho.

Las versiones de víctima y agresor son contradictorias. Los hechos ocurrieron el 2 de marzo de 2007 en un bar-restaurante del centro comercial Oasis, en el municipio de San Bartolóme de Tirajana, justo cuando el intérprete se encontraba en plena actuación nocturna. "Me intentó agredir con una botella que llevaba en una bolsa. No le clavé el cuchillo con la intención de matarlo", declaró el acusado ante la Sección Sexta. "Me estaba esperando en la barra con un cuchillo de cortar limones en las manos", replicó el perjudicado ante los magistrados.

Sin embargo, ningún testigo vio que la víctima tratara de golpear previamente al artista con una botella. El dueño del local y los turistas sí aclararon que M. B. C. estaba bajo los efectos del alcohol y que interrumpía constantemente al cantante.

Sin embargo, ese estado de embriaguez no beneficia al procesado, pues el fiscal considera que Bienvenido Medrano aprovechó esa circunstancia para apuñalar a la víctima. De hecho, el representante del ministerio público pidió al tribunal que aplique la agravante de abuso de superioridad, mientras que la defensa reclamó la absolución tras interesar la eximente completa de legítima defensa.

Lo que sí parece claro es que la vida del agredido corrió peligro. Los 17 centímetros de hoja le alcanzaron un pulmón, y la cuchillada podría haberle causado la muerte si no lo hubieran operado de urgencia en el quirófano, según sostuvieron los médicos forenses en el juicio, que quedó visto para sentencia.

El denunciante no sólo negó que intentara golpear al cantante con una botella oculta en la bolsa. También rechazó que estuviera bebido y que atravesara dificultades con el alcohol. "Sólo había tomado café y dos cervezas. No tengo problemas con la bebida, porque cuando me levanto no me tiemblan las manos", respondió ante las preguntas del abogado defensor, que intentó demostrar una actitud violenta por parte de la víctima, extremo que no fue confirmado por los testigos.

HARTO. "Tendríamos que haber discutido como personas, no con navajas", añadió el apuñalado, que estuvo conforme con los 3.000 euros de indemnización reclamados por el fiscal para reparar el daño causado.

Antes de acabar con su testifical, insistió en que la discusión se inició tras recriminarle al artista que no estaba cantando una canción de Sinatra, "sino de Paul Anka". En cualquier caso, el conjunto de molestias causadas por M. B. C. parece que fueron más allá del simple reproche musical. El dueño del negocio logró sacarlo del restaurante, pero la víctima volvió para pedirle explicaciones al cantante, que con anterioridad le había golpeado en la espalda, según el fiscal, "harto" de las interrupciones. Fue en ese segundo encuentro cuando se desencadenó el fatal desenlace.