La concejal de Agricultura de La Aldea de San Nicolás, Rosa Godoy, ha solicitado al Cabildo de Gran Canaria y a las empresas del municipio maquinaria para paliar los efectos del último temporal, que se saldó con unos daños en la localidad evaluados provisionalmente, según el alcalde, Tomás Pérez, en un millón de euros.

Los principales desperfectos se concentran en torno al barranco de La Aldea, en cuya desembocadura quedó dañada la red de impulsión de la desaladora, provocando restricciones en el agua de abasto. También la Comunidad de Regantes ha detectado daños en su sistema de riegos y las cooperativas agrícolas están a la espera de hacer transitables varios de sus accesos para cuantificar las pérdidas en sus cultivos.

Un problema similar sufre la carretera que se encuentra en el último tramo del barrio de Tasartico, que afecta a cuatro invernaderos que no pueden sacar sus tomates al mercado. Además, el camping ubicado en la playa del mismo nombre lleva aislado desde la madrugada del domingo, aislando a varios trabajadores que tienen que salvar una distancia de una hora y media a pie para llegar a la vía transitable. Otro tanto ocurre con la conexión entre Acusa y La Aldea de San Nicolás, la GC-210, que continuaba cerrada por "fuertes desprendimientos", según informaba el Cabildo de Gran Canaria.

Una barca en el barranco

Varias casas del barrio de Tocodomán, el centro urbano y el barrio de El Hoyo sufrieron distintos desperfectos. Una de las peor paradas es la vivienda de la familia Guerra, en el último pago, y en donde ayer se afanaban por levantar totalmente el suelo después de que el alcantarillado "reventara", según explicaba carrucha en mano Santiago Guerra, "en medio del salón, por el fregadero y el lavamanos con chingos que llegaban al techo".

Sillones, roperos, mesas y toda la cocina de Ana Herrera Suárez, de 87 años, quedaban inservibles mientras sus familiares se afanaban en explicarle que hasta dentro de dos meses no podría "ni calentar la leche".

Mejor suerte corría Teodoro Juan Ojeda Rodríguez, de 66 años y vecinos de la calle Clavel, cerca del centro urbano de La Aldea y justo en la banda izquierda del barranco.

Perdió una barca y a punto estuvo de quedarse sin el coche. Teodoro Juan Ojeda aseguraba que "nunca vi un volcán de piedras como éste", y añadía que junto con Marina Santana, de 52 años, habían metido toda la documentación personal y de la casa, las fotos antiguas y algunos objetos de valor en una maleta al creer que de un momento a otro, sobre las tres de la mañana, perderían sus viviendas.

Pero es el tomate, ahora en plena temporada, el que podría llevarse la palma del saldo negativo que ha arrojado la tormenta en La Aldea, porque hasta ayer por la tarde aún eran inaccesible unas treinta explotaciones, que aún seguían sin luz eléctrica y con el fruto secuestrado en las matas y madurando excesivamente lo que puede dejarlo inservible para su exportación.

Peor fue lo vivido en una granja de Las Huesas. Veinte cabezas, entre cabras y baifos, quedaron sepultadas por un temporal que vuelve a dejar al municipio a pie del desastre.