La escasez de cultura lleva aparejado el riesgo de equivocarse debido a la ignorancia e incluso a la prepotencia, de lo que no están ajenos, por lo que parece, políticos y ediles de pueblos. Muestra reciente puede ser el Ayuntamiento de Moya, que ha acordado el cambio de denominación "de las calles franquistas del municipio", quizá por seguir la moda imperante de una supuesta y mal aplicada "memoria histórica" toda vez que, por el rigor del concepto historiográfico, debería designar "el esfuerzo consciente de los grupos humanos por entroncar con su pasado, sea éste real o imaginado, valorándolo y tratándolo con especial respeto", hecho que en la villa verde no parece sintonizar con la realidad de la propia historia toda vez que una de las calles a las que se le ha cambiado el nombre es la del General Primo de Rivera.

Es obvio preguntar: ¿es el del general Primo de Rivera un nombre franquista? ¿Los ediles que adoptaron dicho acuerdo conocen las razones por las que Moya le dedicó una calle a este ilustre político al que Gran Canaria nunca le agradecerá en plenitud los beneficios que otorgó a la isla -y también a las de Lanzarote y Fuerteventura- por su fundamental papel en la firma por Alfonso XIII del real decreto de 21 de septiembre de 1927 que proporcionó la ansiada División de la Provincia con el descabezamiento total de Tenerife, la absoluta abolición de la hegemonía de Santa Cruz como capital única de las siete Islas, y la creación de la provincia oriental, unánimemente pedida por grancanarios, conejeros y majoreros? Mucho tiempo había luchado Gran Canaria por la restitución de la capitalidad del Archipiélago, que ostentó durante tres siglos y medio -desde la Conquista, el 29 de abril de 1483, hasta el real decreto de 30 de noviembre de 1833, en que le fue arrebatada por reprobables actos del centralismo tinerfeño-. Pero Gran Canaria no se rindió nunca. Continuó en la lucha por la división y la obtuvo dos veces, a través de los reales decretos de 17 de marzo de 1852 y 23 de enero de 1858. Sin embargo, las influencias de Tenerife lograron restablecer la unidad provincial. Gran Canaria no cejaba en el empeño y no paró la lucha divisionista. Las Palmas -así se llamaba la ciudad capital entonces- crecía paulatina y progresivamente hasta convertirse en la primera del Archipiélago en población -y que todavía lo es en la actualidad-. Fernando León y Castillo, Nicolás Estévanez, Verdugo, Benítez de Lugo y Eufemiano Jurado firmaron el pacto histórico de la República de adaptación al proyecto de Constitución federal de subdividir Canarias en dos subestados, lo que se esfumó por la efímera etapa republicana y se prolongó el denominado "problema canario" hasta la constitución de los Cabildos en 1912 cuyo centenario se conmemorará el próximo año.

¿Y qué decir del papel de Primo de Rivera en la solución del famoso "pleito de la Aldea", conflicto resuelto con la llegada a la comarca del ministro Galo Ponte Escartín, enviado especial del presidente del Gobierno el 14 de febrero de 1927? Primo de Rivera fue el primer jefe de Gobierno que visitó Gran Canaria y que todas las resoluciones de carácter administrativo dictadas por él con respecto a la isla fueron absolutamente descentralizadoras, como por ejemplo la creación del Colegio Médico, Junta de Transportes, la Junta de Beneficencia, Higiene y Sanidad, el proyecto de ensanche del Puerto de La Luz, el 22 de mayo de 1926, la Casa de Correos y Telégrafos, proyecto de saneamiento de La Isleta, etc, etc? ¿Nombre franquista el del General Primo de Rivera, que en enero de 1930 dimitió como Jefe de Gobierno y comenzó su exilio en París, donde falleció el 16 de marzo de 1930, cuando ni tan siquiera Franco había sido nombrado comandante general de Canarias?

La incongruencia de este absurdo acuerdo corporativo de Moya está en que el general Primo de Rivera a quien se le ha usurpado su calle "por ser nombre franquista", es además hijo adoptivo de Moya, junto a un grupo de personas -entre ellas don Gustavo Navarro, cofundador del periódico LA PROVINCIA- título y nombramiento que recibieron también en otros ayuntamientos de Gran Canaria y que continúan ostentando.