La batalla que libran los agricultores y los importadores de Gran Canaria por la venta de papas de Chipre ya ha tenido un primer efecto en las tiendas y mercados: la desconfianza de los consumidores ha hecho descender la venta de todas las variedades de papas, tanto las que se cultivan en la isla como las que llegan de fuera.

La Cooperativa de Organizaciones Agrícolas y Ganaderas (COAG) abrió las hostilidades al asegurar que se venden papas de Chipre como si fueran del país, con el consiguiente perjuicio para los productores locales y los consumidores. Estas denuncias de la COAG han sido habituales en los últimos años, pero uno de sus dirigentes, Juan Hernández, ha ido un paso más allá y asegura que "mientras los productores de las Islas tienen verdaderas dificultades para vender sus papas, unos señores las importan de fuera saltándose a la torera las reglamentaciones sanitarias y el control de calidad de los productos".

En respuesta, la Asociación de Empresarios de Mercalaspalmas (Asemerca) tacha esas denuncias de "infundios y sandeces" y acusa a su vez a la COAG de "confundir a los consumidores y de crear una alarma injustificada que perjudica a todo el sector", pues "es imposible" vender cualquier producto agrícola importado sin que previamente pase los controles fitosanitarios.

Juan Armando Rodríguez, presidente de Asemerca, niega que exista un fraude en la comercialización de la variedad Spunta y señala que Canarias importa papas de Chipre desde hace más de treinta años. También señala que los importadores de Mercalaspalmas "siempre han sido respetuosos con los agricultores y la prueba está en que hace dos años salió al rescate para comercializar las papas canarias que no tenían salida".

Mentiras

El presidente de Asemerca cree que las denuncias de la COAG, que define como "puras mentiras", perjudican a los propios agricultores grancanarios. "Estamos observando que a raíz de las declaraciones de Hernández ha bajado el volumen de ventas en los mercados; la gente desconfía y pregunta si las papas que están a la venta son de contrabando", subraya.

La 'guerra' de las papas se fundamenta en cifras, pero las interpretaciones son muy distintas. Según la COAG, más de la mitad de las papas que se consumen proceden del exterior, lo que ha provocado que la superficie cultivada se haya reducido en un 60% en las últimas décadas.

Alejandro González, presidente de la Asociación de Agricultores del Centro, corrobora el dato, pero tiene una visión opuesta. "Como mucho, lo que producimos aquí sólo cubre el 40% del mercado", comenta. A su juicio, las denuncias de la COAG "no tienen fundamento porque la importación de Chipre está bien regularizada".