El pueblo de Tejeda entregará hoy, a partir de las nueve de la noche a las Hermanitas del Hogar de los Desamparados, el Almendro de Plata en reconocimiento a un trabajo de atención a los mayores que desarrollan en Gran Canaria desde el 4 de noviembre de 1892.

Sor María Luisa Cano, superiora del Hogar Nuestra Señora del Pino, recogía ayer con agradecimiento el hecho de la distinción, pero no lo hacía suyo: "No queremos premios salvo el del cielo" y apelaba a "la obra de Dios" y a la "riqueza de nuestra misión" la causa de su visita, hoy, a la Cumbre.

Ayer, en el centro ubicado en Tafira Baja donde acogen a 365 ancianos gracias al trabajo de 15 hermanas, 80 empleados y una treintena de voluntarios seglares, sor María continuaba con el trasiego diario del que es uno de los mayores hospitales de los 210 centros que tiene la orden repartidos por todo el mundo, sólo comparable, según la superiora, al de Lima, en Perú, o al que mantienen en Cuba.

Es un trasiego continuo que implica una logística que, según la secuencia que la directora explicaba, da vida a un batallón en movimiento que comienza con el alba, si bien una vez más, la superiora no le otorga mérito siempre que se siga al pie de la letra la receta de la orden fundada por "don Saturnino López Novoa y continuada por Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars en 1873: "Alimentar el sacrificio con una oración continua" eso sí, "arropadas en todo momento por la sociedad canaria".

Refunda el apego sor Carmen, un terremoto con su toca y hábito que lleva 29 años en la isla. De Malagón, un pequeño pueblo del norte de Castilla-La Mancha, afirma que sus mayores, a los "que adoro", la tienen "cada día más contenta", mientras dobla ropa y numera piezas, "para que cada uno se ponga lo suyo", concluye con una risa capaz de percutir una auténtica fiesta.