Que tremendo disgusto tu marcha, amigo Carmelo, muchas gracias porque me has permitido durante mucho tiempo disfrutar de tu amistad. Hoy lunes me he incorporado a mi despacho en el Congreso de los Diputados a primera hora y me llega el mazazo de tu fallecimiento. Sabía que eras víctima de un duro proceso vascular que te había atacado con fiereza, intuía también que había bastantes probabilidades de que ocurriese este triste desenlace, pero también es cierto que no había abandonado la ilusión de que pudieses remontar esas circunstancias adversas. Desgraciadamente te nos has marchado. Pero también es cierto que queda de ti esa extraordinaria labor humana que has dejado y labrado para todos nosotros.

Mis obligaciones en las Cortes Generales en representación de nuestro pueblo me impedirá coincidir con tantos amigos en el momento de tu despedida, pero cuando me siente en el escaño me resultará imposible dejar de tenerte en mi memoria y a buen seguro que por ella pasarán múltiples anécdotas y vivencias comunes que aún más reforzaron nuestra amistad y compromiso con nuestras queridas islas. Nos conocimos en la transición política y desde entonces comenzamos a colaborar con la intención de unificar en una sola agrupación política a los socialistas que militábamos en diferentes partidos. Coincidíamos en encuentros de distintas características y después de la unificación del PSP con el PSOE encaramos las candidaturas a los cabildos insulares de las dos islas de Gran Canaria y Tenerife y desde nuestras responsabilidades de consejeros de ambas corporaciones con mayoría de la UCD en cada una de ellas, planteamos proyectos sociales, culturales, medioambientales e infraestructurales.

En 1983 accedimos a la vez a las presidencias de los Cabildos insulares de Gran Canaria y de Tenerife así como a las de las Mancomunidades provinciales respectivas y desde ellas se impulsaron proyectos equivalentes y colaboramos desde las mismas en la consolidación administrativa de la Comunidad Autónoma con la transferencia de inmuebles y personal. Tuvimos posteriormente el privilegio de coincidir como Senadores en representación de nuestras islas en la IV legislatura y posteriormente en la V en la que como Diputado aportaste la veteranía que te caracterizó con las dos Leyes del REF y aportando sensatez en las modificaciones de nuestro estatus comunitario para lo que ha sido nuestro auténtico asentamiento en el seno de la Unión Europea. Múltiples vivencias con nuestras familias saliendo a navegar en ocasiones con tu hermano desde Arguineguin en la fiesta del Carmen o en la isla de El Hierro.

Amigo Carmelo, has dejado una espléndida estela de ética personal, de compromiso social, político y sindical. ¡Cuantas veces nos decías: niño el futuro no está escrito!. Con cuanta gracia y socarronería analizabas los acontecimientos políticos y distendías con tu intervención algunas de las tensas reuniones en las que participábamos. ¡Cuando terminaban los plenos del Senado, cuanto me gustaba salir a cenar contigo para hablar y hablar y hablar!

Amigo Carmelo tengo colgada en una de las paredes de mi casa una fotografía en tamaño considerables en la que estamos quién fue Presidente del PSOE D. Ramón Rubial, el Presidente del Senado Juan José Laborda y nosotros dos. Esta fotografía a partir de hoy juega un importante papel simbólico entre los míos y a los tuyos, a tu esposa y a tus hijos mi oferta incondicional de amistad y de apoyo.