Qué te puedo decir de Carmelo que ya no se haya escrito? Pues que a él, por ejemplo, nunca se le subió el cargo a la cabeza. Fue uno más entre nosotros y nunca dejó de ser la persona sencilla y humilde en la que se había convertido desde pequeño". A Óscar Lafuente, con 69 años, el alma se le acongojaba ayer mientras esperaba la llegada del cuerpo sin vida de Carmelo Artiles. "Un buen hombre", sentenciaba a modo de resumen.

Lafuente, al igual que José García, tuvo la ocasión de compartir más de una tertulia "con aquel chico que junto a otros dos se fue a estudiar al seminario". Del ex presidente sólo guardan ambos gratos recuerdos. "Se dejaba querer y con todo el mundo tenía 'buena tecla", apostillaba el segundo, resguardado de un sol agradable a la vera de un árbol y a la espera de la llegada del coche fúnebre. Otro que lo conoció a fondo fue Carmelo Crispín Santana, quien rememoraba aquellas épicas jornadas de cacería con Carmelo y uno de sus hermanos, Raimundo, "por la Veneguera, durante varios días". "Era muy comedido, un buen compañero", significaba.

El delicado estado de salud de Artiles se había convertido en el tema de conversación del pueblo estas últimas semanas. "Creo que este hombre se merece una plaza. Otros, con mucho menos mérito, la tienen", reclamaba Óscar tras serle requerida su opinión al respecto. Por lo pronto, lo que Artiles se llevó ayer fue el abrazo de todo un pueblo. El viernes, la misa será en la parroquia del Corazón de María, en la calle Obispo Rabadán de la capital (19.00 horas).