Setenta y cuatro años después de su "vil ejecución" -tal como la definió Balbina Sosa, vicepresidenta de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Arucas- seis de los 16 galdenses que se cree que fueron ejecutados durante la represión de la Guerra Civil descansan desde la tarde de ayer en el cementerio de San Isidro.

El norte de Gran Canaria vivió una jornada cargada de emotividad y nostalgia al producirse el traslado, desde Arucas, de los restos mortales de Prudencio Pérez, Manuel Ríos, Antonio García, Juan García, Manuel López y Francisco Ossorio, "personas que murieron por envidias y por ser lo que eran", dijo Catalina Martín, sobrina nieta de este último y portavoz de los familiares en un sentido acto de homenaje ante la fachada de la iglesia de Gáldar, adonde llegaron los huesos de los represaliados ya identificados gracias al ADN y al trabajo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).

Pasaban seis minutos del mediodía cuando las más de 200 personas que se habían congregado ante el templo rompían el silencio con un emotivo aplauso a las víctimas, que inicialmente, antes de desvelarse sus identidades, habían recibido sepultura el 19 de marzo de 2010 en Arucas.

A Martín y al párroco Agustín Monroy les siguieron las intervenciones de Sosa y Prudencio Pérez, nieto de uno de los fallecidos y que tuvo que hacer frente, anteayer, a otra dura pérdida, la de su padre. "A él le hubiese gustado estar aquí", confesaba tras mostrar una foto de ambos antepasados, la misma que una hora después era depositada en el panteón en el que quedaban, para siempre, los restos de su abuelo bajo la sombra que a lo lejos ofrecía la bandera republicana sostenida con firmeza por un joven.

Los familiares de Manuel López y Antonio García optaron por dar sepultura a sus urnas en nichos particulares. Todo ello 74 años y 9 días después de que les fuesen arrebatados a sus esposas, madres e hijas con coacciones y sin posibilidad alguna de saber qué sería de ellos.

La investigación llevada a cabo en 2008 en el pozo de El Llano de las Brujas permitió localizar 25 cuerpos. "Ya sabemos que de esos 25, 6 eran de Gáldar, 2 de Arucas y 1 de Firgas", enumeró Catalina Martín tras reseñar que, según los historiadores "fueron al menos 16 los galdenses que desaparecieron".

El Ayuntamiento de Gáldar ha habilitado en el cementerio de San Isidro un pequeño panteón con sus nombres para que, si sus descendientes quieren, descansen allí. Ayer ya comenzó a saldarse esta deuda con el pasado.