El proyecto hidroeléctrico de Endesa en las presas de Soria y Chira se presentó al Cabildo de Gran Canaria en 2005 y ha tardado seis años en concretarse, pero la idea de bombear agua desalada para generar electricidad ya se empezó a barajar en los años ochenta del pasado siglo y tuvo un precedente hasta ahora desconocido.

En 1977, la empresa se planteó crear un salto de agua en la propia ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, en las montañas de La Isleta, según explicó Ramón Rodríguez, quien señaló que la idea no se pudo desarrollar porque en aquellos años la capital sufría graves problemas de suministro y "nadie habría entendido que se utilizara la poca agua que había en algo que no fuese el consumo humano".

No obstante, los técnicos de Endesa no olvidaron ese proyecto y encontraron el sitio adecuado en el complejo que forman las presas sureñas de Chira, Soria y Las Niñas. "La idea es mezclar en Gran Canaria todas las formas de producir energía y nos faltaba la hidráulica, vimos que era muy interesante y en 2005 ya estábamos convencidos de que había que hacerlo", recordó el directivo.

Rapidez

Aparte de las ventajas medioambientales respecto a las demás centrales eléctricas, la planta hidroeléctrica permite reducir de forma considerable el tiempo de respuesta ante posibles averías y caídas del sistema eléctrico. Así, Endesa tarda entre 6 y 8 horas en arrancar y poner a plena potencia una central de vapor, mientras que en la planta hidráulica de Chira y Soria solo se tardarán seis minutos. Por tanto, será "clave" para la recuperación del servicio en caso de una avería en las centrales de Juan Grande o Jinámar, pues cubrirá todo el consumo eléctrico de la Isla si es de noche y un tercio del total si es de día.

Rodríguez resaltó que la propuesta presentada por Endesa al concurso público del Cabildo tiene tres calificaciones de innovación tecnológica por parte de la Dirección General de Desarrollo Industrial. La primera de ellas es por "la razón social de mejorar la combinación en la producción de energía de una isla", la segunda por el diseño de la planta y la tercera por el modelo a escala que se experimentó en la Escuela de Ingenieros de Caminos de Barcelona.