En octubre de 2012 será posible llegar a Playa de Mogán en unos 50 minutos desde la capital de la Isla, toda una marca para el que es considerado como uno de los municipios más remotos de Gran Canaria partiendo desde la capital de la Isla, y que debe en algo esta percepción a que hace poco más de medio siglo era más práctico llegar por barco hasta la localidad sureña que atravesando sus taliscos por carretera.

Gracias a la conexión entre Arguineguín y Puerto Rico, que finalizó en el año 2004 tras décadas de reivindicaciones vecinales, y con este nuevo tramo que se abrirá en un año y medio, Mogán quedará a la misma distancia en tiempos que por ejemplo la capital y el Valle de Agaete, pero sobre todo, eliminará la peligrosidad de la carretera actual, la GC-500, una vía que tiene que superar los núcleos de Tauro, Playa del Cura y Taurito y que aumenta su densidad de tráfico exponencialmente como consecuencia del empuje turístico de la localidad.

Pero resulta que la orografía de Mogán no es precisamente un llano, sino una colección de macizos que arrancan casi en vertical -allí donde no hay barrancos-, y para superar apenas 6.300 metros de recorrido se requieren cuatro túneles dobles que representan unos nueve kilómetros de túneles, de tal forma que los usuarios de la futura carretera pasarán el 60 por ciento del tramo bajo tierra y reducirán los actuales 15 minutos para llegar de un punto a otro de media, según el estado del tráfico, a apenas tres minutos. Pero los segmentos abiertos tampoco serán sobre tierra firme sino sobre viaductos, como el de Tauro, el de El Cura, de 85 metros de longitud, y el de Mogán, sobre dos tableros de 155 metros, y que acaban en una suerte de escalextric para sortear el cauce. Más de 1.130 metros flotando entre una boca de túnel y la siguiente.

En conjunto la construcción ha obligado a realizar un despliegue de personal y tecnología por parte de la unión temporal de empresas que se adjudicó el concurso del Gobierno de Canarias, que es el contratista de la obra, y que la licitó a FCC, Corsán - Corviam y Petrecan S.L. por 111 millones de euros, la mayor inversión en Gran Canaria hasta la fecha realizada en un tramo de carretera.

Tres turnos de 24 horas durante dos años, que comenzaron a horadar en mayo de 2008, se saldaron con la construcción de exactamente 9,3 kilómetros de enormes galerías, que fueron terminadas justo en mayo pasado, a razón de unos 14,5 metros de media diaria.

A todo tren

Son los dos túneles de Candelaria, cada uno con dos calzadas, de unos 570 metros de longitud; los de Tauro, de 1.050 metros cada uno; los de Taurito, que con 2.454 metros se convertirán -hasta que se construya el de El Risco en Agaete, de unos tres kilómetros-, en los más largos de la Isla; y los de Mogán, que salvan una distancia de 617 metros.

José Luis Martínez Cocero es el director de obra por parte del Gobierno de Canarias. Según confiesa es la mejor intervención que ha visto en 21 años de carrera profesional en cuanto a plazos cumplidos y al normal desarrollo según las previsiones realizadas en el proyecto.

Ello a pesar del importante volumen de movimiento de tierras que implica ganar esos más de 9.000 metros bajo tierra, en algunos puntos incluso bajo los mismísimos cauces de barranco de El Cura o Tauro. Así, y en los escasos puntos en los que se ve luz del día, o una pizca de paisaje exterior, aparecen apiladas enormes montañas formadas por los escombros de las excavaciones, que suman un total de 2.000.000 de metros cúbicos de material, una cantidad con la que se podría levantar una pirámide que no desentonaría en tamaño con las que se encuentran en Giza, ya que la segunda mayor pirámide de Egipto, la de Kefrén, tiene solo 200.000 metros cúbicos de material que lo sacado en Mogán, y la tercera, la llamada pirámide Roja, incluso tiene menos, con 1,7 millones de metros cúbicos, con lo cual hasta le arrebataría el puesto.

Todo esta pedrera está formada por material volcánico, integrado por ignimbritas, coladas traquibasálticas y algunas riolíticas, y tras ser desalojadas la bóveda resultante recibe una inyección de hormigón proyectado que en algunos casos contiene unas partículas compuestas por fibras de acero que actúan como grapas, además de unos bulones previos, unas largas varillas que evitan que se desmoronen las piedras.

La última capa, tras las grapas, añade dos kilos por metro cuadrado de polipropileno, un material ignífugo que no es el único secreto para evitar tragedias como el gran incendio del túnel Gotthard en los Alpes suizos en octubre de 2001, donde tras el choque e incendio de dos camiones murieron 39 personas.

Los cuatro túneles de la Puerto Rico-Mogán disponen de galerías de emergencias entre los dos tubos, con una separación cada una de ellas de menos de 400 metros, y con pósters de socorro cada 150 metros.

Pero queda un sistema más. Unas nuevas arquetas de sifón estratégicamente situadas en los arcenes para que en el caso de un vertido de líquidos peligrosos estos sean literalmente tragados por gravedad y no se expandan por la calzada. Un exitoso y caliente ensayo con la colaboración de los Bomberos de Las Palmas decidió al final su instalación.