Las procesiones marítimas de encuentro de la Virgen del Carmen de Arguineguín y la de la playa de Mogán surgen hace más de 25 años después de varias décadas de hacerlas por separado los marineros de ambos lugares. Dos son las razones por las que se instituyeron: la inauguración del puerto de Mogán y el de Arguineguín hace ya cerca de 30 años; y, la otra, dar un paso más religioso en la costumbre de los pescadores y futbolistas de usar los barcos para comunicarse entre ambos pueblos moganeros.

Para el presidente de la Cooperativa de Pescadores de Arguineguín, Pepiles Santana Ortega, "muchas veces nos hemos preguntado por el inicio. Estamos convencidos de que hace más de 25 años". Igual opinión expresó el miembro de la Cofradía de Pescadores de Mogán, Sebastián Llobet Artiles, para quien el encuentro de ambas imágenes lleva haciéndose entre 27 y 28 años.

La primera procesión marítima, la de Arguineguín, se produce el primer domingo después del 14 de julio. La Virgen sale del puerto de Arguineguín, llega al de Mogán, donde se baja la imagen a tierra y se produce el encuentro con la patrona en la plaza Pedro Betancort. Dos domingos después la Virgen del Carmen de Mogán devuelve la visita a Arguineguín.

Previas a estas celebraciones, hace más de 60 años tanto los marineros de Arguineguín como los de Mogán honran a su patrona con procesiones marítimas. Los pescadores de Arguineguín empezaron haciendo sus procesiones desde el antiguo y más pequeño muelle hasta la bahía de Santa Águeda, frente a la ermita. Muchas veces, en el muelle de la fábrica de cemento, marineros de El Pajar se unían a la comitiva para acompañar a la Virgen a Arguineguín.

Tal procesión sigue haciéndose como preludio al viaje de la patrona de los pescadores a Mogán. Por su parte, los marineros de Mogán hacían, también desde décadas antes, las celebraciones hasta Veneguera o a Arguineguín sin bajarse de los barcos.

Los vecinos y marineros de Arguineguín y de Mogán tienen como algo muy suyo las procesiones marítimas anuales de reencuentro con sus patronas. "Es una tradición y algo muy bonito", expresaron Pepiles Ortega y Sebastián Llovet. "El abrazo que se dan las dos imágenes es tan emotivo que se nos saltan las lágrimas", comentó Llovet.

El año pasado el párroco, Ambrosio Sebastián Abeso, sugirió la idea de distanciar las procesiones de reencuentros y hacerlas cada cuatro años. "Queríamos darle más calidad a las procesiones y evitar la rutina o que se queden en simples asaderos", comentó. "La gente no lo vemos y es una locura plantearlo", dijo Hipólito Miranda. "Es una experiencia bien afincada, difícil de variar", dijo Pepiles Santana. "Ese cambio no se va a producir, las procesiones las seguiremos haciendo todos los años", insistió Sebastián Llobet.