3 94 ovejas, seis carneros y tres machorras entraron ayer como Mateo por su casa por el pueblo de Tejeda, pararon ante la Virgen del Socorro para recibir un rezado del cura y su bendición, y siguieron balando a lo suyo hasta la sombra del roque Bentayga.

Era el espectacular ganado de José Mendoza o mejor, Pepe el de Pavón, uno de los pastores más inquietos de la isla y al que solo es posible encontrar localizándolo según meses o estaciones: en invierno en Tirma; en primavera en Pavón; en verano en las cumbres del Montañón Negro; por estas fechas andurriando por Las Moradas y las presas; y con las lluvias del otoño de regreso a su cortijo del que coge el nombre de Pavón.

Así tiene el ganado, una especie de oveja pelágica de lana en versión terrestre, que está fuerte y recia, bien cubiertas y haciendo ubres gracias a una ensalada de temporada compuesta de hojas de higueras y chupones de almendro, hinojo y vinagrera, que se está zampando sobre el mantel basáltico del paisaje cumbrero. Hacía décadas que un puño de cabezas no recorría los dos kilómetros del casco urbano. Y se notó la novedad.

El guineo de la cencerra y el apoyo de otros 15 pastores para enfilar a los animales dejó en el pueblo ese regusto a 'bienmesabe' estar en Tejeda, y ensoparse a la noche contando ovejas.