Comió por última vez el sábado. Ella y Luisa Cabrera. Las dos vecinas de Ojos de Garza tienen a cientos de personas detrás, pero su gesto las sitúa, sin pretenderlo, en primer plano. A Margarita Alonso, encima, se la ve ya curtida y bregada en mil batallas.

- Tercer día de encierro y tercer día de huelga de hambre. ¿Ha recibido respuestas?

- Por parte de Fomento y AENA, ninguna. Han venido muchos políticos locales, pero nadie de la administración estatal. La delegada del Gobierno en Canarias estuvo ayer visitando las obras del Aeropuerto. Me hubiese gustado que pasase por aquí.

- Ustedes quieren que Madrid se comprometa a reconstruir el barrio asumiendo los gastos de urbanización y, sobre todo, respetando los valores que tenían sus casas en 2008.

- Así es. Y que tengan claro que de aquí no me muevo hasta que me hagan caso. Si el día 5 de octubre no nos llega desde Madrid la respuesta que esperamos, activaremos el plan C.

- ¿Cómo lo lleva?

- Estoy fuerte, tanto física como anímicamente. Quien me preocupa es Luisa. Estos días se le está descompensando la tensión, pero no quiere dejarme sola en la lucha. Se ve que tiene el mismo coraje que yo. Además, detrás de nosotros hay mucha gente.

- ¿Se les hace duro esto?

- La mayor parte del tiempo estamos acompañadas. Además, un grupo de cinco personas que va rotando también se está quedando por las noches. Que tengan claro que yo no me voy a rendir así como así. Las familias nos dan mucha fuerza.

- Ya tenían experiencia en eso de encerrarse...

- En esta misma ermita protagonizamos los vecinos del barrio otro encierro a comienzos de la pasada década. Entonces se debió a la falta de posicionamiento claro por parte del Ayuntamiento de Telde.