"La gente en el pueblo está fastidiada". Jorge Hernández Duarte, párroco de Valsequillo y director del centro Yrichen, resume de esta forma tan sencilla el estado en el que se encuentran los valsequilleros. "Se nota el peso de la tristeza", acierta a decir. "Lo percibes en la epidermis de la gente". El cura manifiesta que "el pueblo está triste, pero tiene mucha madurez. Lo he notado en los actos celebrados con su gesto solidario".

La muerte ayer de María Dolores Cano ha llenado aún más de tristeza a Valsequillo, "aunque ese sentimiento ya se notaba desde la noche del accidente. El día de San Miguel el silencio en la misa y la procesión ya fue significativo. Está habiendo mucha solidaridad con el dolor". "La gente se está poniendo en el lugar de las víctimas, su familia y también de la gente que hace el Perro Maldito.