Alrededor de 70 vecinos de Firgas tomaron posesión simbólica de la plaza de San Roque, la principal del pueblo que linda con las casas consistoriales y la iglesia parroquial. El colectivo Envenenados por la subida del IBI celebró una asamblea popular para rechazar la subida del IBI, que en los últimos diez años ha aumentado un 181,20%. Han rebautizado al rincón de la plaza donde se reúnen como Esquina de los Envenenaos y allí han colocado el cartel.

"Hemos pasado en 2002 de una contribución media por vivienda de 45,23 euros a 820,50 euros que nos quiere cobrar el ayuntamiento este año", manifestaba visiblemente enfadado José Miguel Jiménez, ingeniero industrial, que tiene una casa en Las Canteras por las que paga menos impuestos. "Está en La Puntilla, tiene 150 metros cuadrados y pago 300 euros. En Firgas pagamos más IBI que en Marbella, y eso que allí todos roban. Es increíble".

La asamblea de vecinos celebrada ayer en la plaza firguense acordaron presentar el escrito respaldado por casi 2.000 firmas al Ayuntamiento y a la Gerencia del Catastro "para que reduzcan el valor catastral de nuestras casas". Al consistorio le han dado de plazo hasta el próximo 7 de noviembre para resolver el desaguisado. Ese mismo día han convocado la próxima asamblea de vecinos.

"Si no hay una respuesta positiva, tomaremos medidas drásticas", advierte Fernando Tocino, profesor de instituto que explicó didácticamente a los presentes, a través de cartulinas, "los números de esta situación. Exigimos que no nos suban el 0,4 el valor catastral, sino el 0,1, que es el que contempla la ley. En 2010 el Ayuntamiento recaudó casi tres millones de euros por impuestos directos. Un año después recaudaría 1.378.000 euros más. Es una locura. No hace falta ser matemático para ver que solo en personal el ayuntamiento gasta 2.261.078. El ayuntamiento tiene una deuda de cuatro millones y el municipio tiene 900 parados. En inversiones solo gastará 60.000 euros".

Los vecinos asamblearios explican que los baremos del IBI se hicieron en 2006, "cuando todavía vivíamos en la burbuja inmobiliaria ficticia y en la especulación de terrenos". Por eso ahora instan al consistorio a que envíe al Catastro un informe preciso para que se haga una nueva valoración de los terrenos y las viviendas. "la gente está enfadada porque la presión fiscal es muy grande", señalan.

Miguel Jiménez González es hijo de Teresa González, ya fallecida. Él, con 95 años, es el heredero de esa casa. "He pasado de pagar 50 euros de contribución a los 500 actuales. ¿Usted cree que eso es normal? Nos están robando".

Los vecinos han decidido presentar las quejas de forma individualizada tanto en el ayuntamiento como en las ofincinas del Catastro. "El ayuntamiento tiene ahora la pelota en su mano. Ahora les toca el turno a los políticos", añade Jiménez.