La Iglesia Cristiana Evangélica Renacer de la Esperanza es uno de los colectivos del Valle de Jinámar que se dedican a socorrer a los más necesitados. "En un año hemos pasado de repartir comida a 90 familias, que pueden ser unas 300 personas, a distribuirla entre 160, que vienen a ser como 600", decía este miércoles el pastor Marcos Soro. Llevan ya tres años echando una mano a los vecinos con una especie de alacena en la que reciben productos básicos procedentes del Banco de Alimentos de Las Palmas. "En total son cuatro remesas al año que suman unas 40 toneladas. Nos viene de todo: azúcar, leche, papillas, pasta, macarrones, espaguetis... y hasta la Iglesia coreana nos ayuda con unas sopas que quitan el hambre. La remesa la repartimos en dos semanas gracias a diez voluntarias porque la demanda ha aumentado", alega.

Soro detalla que uno de los efectos de la crisis ha sido "la concentración de muchas familias en una sola casa. No pueden pagar las hipotecas y no les queda otra salida", resume. El 90 % de los beneficiarios de este servicio vive en el Valle, "pero sólo el 10 % comparte nuestras creencias y asiste al culto", detalla el pastor, quien lleva casi cinco años desarrollando su labor pastoral en un local de La Loma, la zona alta del barrio.

Soro también quiere dejar claro que todo el proceso de entrega está mecanizado. "A los peticionarios se les hace una entrevista y se analiza su situación, además de pedirles los habituales documentos". Los evangelistas no cobran ni un euro por esta labor "y para cubrirnos las espaldas pedimos a los que se llevan comida que firmen una declaración jurada dejando bien claro ese hecho".