La futura carretera casi invisible entre Puerto Rico y Mogán, de la que el 80 por ciento de sus más de seis kilómetros de longitud transcurren bajo tierra y otro 10 por ciento sobre puentes, ya tiene, cuando falta un año para su finalización, perfiladas sus grandes infraestructuras. La última de ellas corre a cargo de un scalextric de unos 300 metros de longitud que, sobre el cauce del barranco de Mogán, es la que se encargará de empatar las dos nuevas calzadas a la antigua vía que une el puerto y el pueblo moganero.

Una obra compleja que dibuja en el aire cuatro plataformas entrecuzadas, cuyo diseño permite evitar la construcción de una rotonda en su conexión final, y de esta forma aligerar el tránsito de los hasta 20.000 coches diarios, que son los mismos que hoy utilizan el antiguo trazado de curvas y acantilados.

Este último y alambicado ramal se suspende sobre pilares que a su vez sortean una nueva canalización del barranco, modificado a instancias del Consejo Insular de Aguas, organismo dependiente del Cabildo y que tras las últimas grandes avenidas de agua, fijó un nuevo nivel de seguridad para dar salida a las aguas provenientes de la enorme cuenca de Mogán.

El Consejo solicitó al Gobierno canario que en vez de cajones huecos por los que pasara el agua, previstos inicialmente, se realizara una canalización del barranco con escollera y se otorgara a la base una mayor luz para evitar un improvisado dique. Esto añadió 14 metros más por ramal, que multiplicado por los cuatro existentes, suponen 160 metros más de obra.

Con el se completa un cuadro que incluye los túneles de Mogán, de Taurito, de El Cura, de Tauro, de Platero y de Candelaria. Tres grandes enlaces, también en Mogán, en El Cura y El Lechugal, que es este último el que se conecta con la actual carretera que llega desde Arguineguín a Puerto Rico; y otros tres puentes, para sortear Mogán, El Cura y Tauro, de ahí el precio final de la obra, que asciende a 111 millones de euros, con una extensión real de 13 kilómetros, para sortear la línea de 6,5 kilómetros de autopistas por la que se podrá circular a 80 kilómetros por hora.

Durante nueve kilómetros y medio, que es la suma de estos túneles, el conductor pasará bajo tierra y en un punto determinado a solo ocho metros por debajo del hoyo 13 de un campo de golf.