- ¿Cómo fueron sus comienzos en el mundo empresarial del transporte?

- Yo trabajaba con mi padre en los supermercados y, por entonces, el párroco de la parroquia del Carmen daba charlas en La Isleta a los trabajadores de la zona sobre iniciación a la economía. Allí conocí a la esposa del que fuera el administrador judicial de Aicasa. A partir de ahí, se pusieron en contacto conmigo para ofrecerme la dirección de una nueva sociedad laboral que se iba a constituir. Con 26 años tenía tres opciones: quedarme con mi padre, irme a estudiar un máster en Canadá o aceptar la propuesta. Me decidí por esta última y el 6 de octubre de 1973 la Sociedad Anónima Laboral Canaria de Autobuses Interurbanos (Salcai) empezó a funcionar.

- ¿Qué supone el haber creado una empresa basada en una sociedad laboral?

- Todos los que trabajamos en Global somos socios y esto supone, desde el punto de vista empresarial, una mayor responsabilidad para la dirección. El consejo de administración de Global no es como el del resto de las empresas. Aquí no hay uno o dos propietarios, sino que en realidad lo son todos. Se elige a un consejo de administración en junta general, formado por un total de 14 personas que son quienes dirigen la sociedad, pero como no son personas que tengan preparación técnica, la responsabilidad del director es superior a las otras empresas.

- ¿Cómo se encontraba el sector del transporte cuando usted comenzó en él?

- Después de la Guerra Civil, el transporte lo pasó muy mal por los problemas económicos que tenía España. No había repuestos, no había neumáticos, había malos servicios y aparecieron los piratas como respuesta a las necesidades de la gente. En Gran Canaria hubo un decreto por el que la Isla se dividió en dos partes y nuestra sociedad eligió encargarse de la zona sur, aunque en aquel momento tenía menos atractivo. Finalmente fue una buena elección. Y es que el Sur creció mientras el Norte se estancó.

- ¿Cuál ha sido el secreto de su triunfo en el cargo de director general?

- Las empresas son un equipo y el fruto de lo que hoy es la compañía de transportes Global es consecuencia de una serie de personas que creyeron que era posible que un grupo de trabajadores hiciera una empresa que funcionara.

- ¿Se ha tenido que enfrentar a muchos momentos de crisis empresarial?

- Ha habido varios momentos de crisis en Global, pero una crisis siempre es sinónimo de cambio. El cambio hay que hacerlo y siempre hay muchas inseguridades a dar el paso. Pero con el tiempo uno se gana la confianza de la gente.

- ¿Qué significa para Global ser una empresa de responsabilidad social?

- Hemos apostado mucho por la innovación, por la tecnología y por la formación, pero lo que nos define es el ser una empresa de responsabilidad social. La sociedad nos ha encargado un servicio público y tenemos, en consecuencia, que prestar ese servicio en las mejores condiciones.

- ¿Cómo ha evolucionado la empresa desde la fusión?

- La fusión dio un impulso al proyecto de modernización de Global con la transformación de los puestos internos en empresas independientes, es decir, se crearon varias divisiones. Estas nuevas empresas no sólo prestan servicios a Global, sino a toda la sociedad porque están independizadas de la compañía. Hay empresas de formación, comerciales, de gestión de autobuses, de mantenimiento informático...

- ¿En qué consiste la presencia de Global en África?

- En 2008 empezamos a montar un servicio en Mauritania con guaguas de segunda mano de Global. Desde entonces hemos creado la red básica de aquel país, conectando las principales ciudades del país. Como no repatriamos el beneficio, lo que hemos pensado es implantarnos también en otros lugares, como son Senegal y Guinea Bissau.

- ¿Cómo se construye el futuro de Global?

- Global sigue con el mismo objetivo de ser un grupo capaz de general valor para los accionistas, de prestar servicio a la sociedad y de integrar a la sociedad en su capacidad de desarrollo. Estos son momentos más complejos a los anteriores, pero creo que poco a poco irán surgiendo expectativas nuevas.

- ¿Cuál es su tarea como vicepresidente de Fenebús?

- Como miembro de la junta directiva de la Federación Nacional Empresarial de Transporte en Autobús (Fenebús) intento defender los intereses del sector del transporte de viajeros en España. Todos los estudios demuestran que este es el modo más eficaz de dar respuesta a las necesidades de movilidad en transporte colectivo.

- ¿Cuál es la situación del contrato programa que el Cabildo mantiene con Global?

- Gracias al contrato programa se nos considera un servicio público esencial y recibimos compensaciones de servicio público. El Cabildo de Gran Canaria no asume que él es el responsable de la gestión del transporte público y de garantizar el equilibrio económico de la concesión de Global con las ayudas que proceden del Estado, de la Comunidad Autónoma y del propio Cabildo. Todavía tenemos el contrato programa de 2008 sin firmar y estamos a finales de 2011. En este tiempo hemos tenido anticipos y entregas a cuenta, pero eso crea un clima de inseguridad e inestabilidad.

- ¿Qué recuerda de sus años de diputado?

- Yo estuve como diputado tres legislaturas, que sumaron un total de 11 años y medio, aproximadamente. Fue una etapa muy enriquecedora porque viví momentos importantes de la historia de España y pude conocer más a fondo la realidad de este país, porque en el Congreso de Diputados se tocan todos los aspectos que afectan a la sociedad española. Por entonces yo era, más que un parlamentario de hacer leyes, un parlamentario de aprovechar mi influencia para solventar conflictos y hacer de enlace entre el Gobierno canario y Madrid para ir desatascando proyectos y problemas de las Islas.