Tristes y afectados. Así afirmaron sentirse ayer los miembros del personal del hotel Cordial Mogán Playa tras el incidente sucedido el pasado miércoles. "Las camareras de piso han limpiado llorando, los camareros no pueden evitar servir el café con lágrimas en los ojos... El personal ha venido a trabajar muy triste ", explicaba Nicolás Villalobos, director general del hotel.

El incidente, que ya se ha cobrado la vida de la única turista afectada, ha traído la desolación a las instalaciones del Cordial Mogán Playa. "Estamos muy tristes por lo que les ha ocurrido a nuestros cinco compañeros tras la explosión de gas, porque además son nuestros amigos", afirmaba Nerea Lángara, recepcionista del complejo hotelero, mientras se frotaba el brazo. "Solo de recordar lo ocurrido se me eriza la piel, no lo puedo evitar", confesaba.

La ausencia de los heridos se hace notar entre los trabajadores del Cordial. "Es muy complicado y duro llegar por la mañana al trabajo y ver a los compañeros llorando durante el desayuno", explicaba David Zabela, uno de los botones del hotel.

Con abrazos y besos, los compañeros de los afectados pasan la jornada a la espera de recibir nuevas noticias. "No sabemos muy bien cómo están mejorando y, mientras, nos apoyamos los unos a los otros porque somos como una familia y nos ayudamos cuando estamos mal", afirmaba Claudia Breu Lavin Cea, tras el mostrador de recepción.

Investigación

El inmenso hall del hotel está prácticamente en silencio. Un silencio tan solo roto por el murmullo del agua de la fuente que preside la entrada. "Todo está mucho más tranquilo de lo normal, el ambiente es bastante triste", señalaba Christian Radzuhn, responsable de Relaciones Públicas del Cordial Mogán Playa.

Entre los pocos transeúntes que se dejan ver por las instalaciones se encuentran los agentes de la policía científica que investigan lo ocurrido. "Ahora mismo la policía judicial está investigando las razones concretas de lo sucedido y lo que es evidente es que hay una relación causa-efecto con el proceso de descarga o de suministro del gas por parte de DISA. Algo salió trágicamente mal en ese proceso", afirmaba Villalobos.

El día de los hechos, algunos de los empleados que componen el personal del hotel se trasladaron hasta su lugar de trabajo para ayudar, a pesar de encontrarse de vacaciones o de días libres. "Yo estaba librando y cuando me llamaron para decirme lo que había ocurrido, bajé corriendo desde Vecindario", afirma David. Algo similar le ocurrió a Claudia, quien también disfrutaba de unos días de descanso. "A los diez minutos de la explosión me contaron lo sucedido y me vine a ayudar. Estuvimos entrando en las habitaciones con los bomberos para recoger las medicinas y pertenencias de algunos de los clientes", explicaba.