La renovación del viejo Apolo no ha dejado piedra sobre piedra. No hay quien lo conozca, pero sus lujosas instalaciones están vacías y así van a seguir otro medio año. En abril de 2009, cuando se presentó el proyecto de rehabilitación a las autoridades del Cabildo y del Ayuntamiento de San Bartolomé, los nuevos propietarios anunciaron su intención de reabrir el hotel ese mismo año.

Las obras están prácticamente acabadas y el complejo se anuncia desde hace meses en internet con un nuevo nombre, Hotel Bohemia Suites & Spa. En la publicidad se afirma que el hotel "será inaugurado en otoño de 2011 tras una gran reforma", pero las diferencias con el Ayuntamiento sobre una ampliación en la última planta impiden la reapertura.

El problema está en la azotea, donde se proyectó un mirador con restaurante y terraza chill out. Sin embargo, la normativa urbanística municipal impide cualquier instalación de ocio en lo alto de los establecimientos hoteleros, por lo que el Ayuntamiento no puede otorgar la licencia de obra o de actividad. Hay una excepción en San Agustín, pero se hizo de forma irregular y los sucesivos alcaldes hicieron la vista gorda, aseguraron a este periódico fuentes municipales.

Medidas Urgentes

El Consistorio no pone objeciones a que se abra la parte del hotel Apolo que se rehabilitó con licencia, pero rechaza la ampliación de la terraza para instalar el restaurante. La solución está en el Plan de Modernización del Gobierno de Canarias, que amparándose en la Ley de Medidas Urgentes permite saltarse algunas normas municipales para agilizar la rehabilitación de la planta alojativa obsoleta.

Tanto el actual alcalde, Marco Aurelio Pérez, como el gerente de Gesplan, Rafael Castellano, señalaron que esa opción está en estudio, pero no se atrevieron a asegurar que esa sea la salida final. El Ayuntamiento teme una avalancha de peticiones para cubrir las azoteas de Playa de Inglés de todo tipo de negocios e incluso denuncias de otras empresas que se consideren perjudicadas por la apertura de ese restaurante.

Por contra, la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (FEHT), por boca de su vicepresidente Tom Smulders, considera "un escándalo" que se pongan trabas a los promotores que están apostando por la renovación de Playa del Inglés e incluso se pongan en peligro inversiones millonarias en esta época de crisis.

La reforma del Apolo se estimaba en 6 millones de euros, pero fuentes empresariales calculan que los sucesivos retrasos han subido la inversión a más de 20 millones.

Desde todas las administraciones, Gobierno canario, Cabildo y Ayuntamiento, se reconoce el mérito de los nuevos propietarios y la calidad de las instalaciones, pero cuestionan su pretensión de instalar el restaurante sin la licencia urbanística correspondiente. Aunque el Plan de Modernización ahorra hasta dos años de trámites, en el mejor de los casos no podrá dar luz verde al nuevo Apolo hasta la próxima primavera. Mientras, será otro símbolo fallido de la recuperación turística de Playa del Inglés y de Gran Canaria.