La casualidad puso en nuestras manos como un regalo generoso un curioso y viejo ejemplar casi destartalado (de los pocos que deben conservarse, pues aparece como pieza rara en algunas ofertas de libros antiguos, incluso en el extranjero) de una curiosa Guía de la Ciudad de las Palmas en la isla de Gran Canaria que en 1911, hace ahora justo cien años, editó en su tiempo quien aparece rubricando la breve introducción, Rafael Enríquez Padrón, y que se podía adquirir, reza en su portada, en la librería que el propio editor tenía establecida en la calle Remedios según se localiza en otra publicación titulada Anuario-Guía de Gran Canaria, establecimiento donde era posible también suscribirse a otras publicaciones nacionales y extranjeras. La Guía, aunque en Las Palmas existían industrias de este tipo de conocido prestigio para su época, fue impresa en Barcelona en la imprenta de Juan Vidal, sucesor de Vidal Hermanos, y se enriquece con tres alargados planos que aparecen doblados y 41 fotografías (con el antiguo procedimiento de fotograbado, por lo que la calidad es deficiente) de diferentes calles, plazas y edificios no solo de Las Palmas, sino de algunos de los pueblos del interior que reflejan el panorama de la ciudad y de la isla a principios del siglo XX que permiten la evocación de paisajes urbanos y rurales ahora desaparecidos. Por supuesto contiene abundante y necesaria publicidad para el coste de la edición, cuyos anuncios incitan al recuerdo de infinidad de establecimientos populares que aún pervivían, por lo menos, hasta mediados del pasado siglo; a partir de entonces fueron desapareciendo, aunque quedan escasos, y cuya lista sería engorrosa por lo amplia.

En su introducción Rafael Enríquez justifica la edición (en 1911) "por la extraordinaria importancia que ha adquirido en los últimos años la Ciudad de Las Palmas en la isla de Gran Canaria, lo que hacía indispensable la publicación de una verdadera Guía ilustrada al viajero de cuanto bello y digno de ser visitado encierra nuestro país". Se trataba, justifica también el editor, de remediar esta necesidad al tiempo que agradecía cuantas observaciones y advertencias le hicieran llegar para subsanarlos en ediciones sucesivas, detalle sobre el que ignoramos si, efectivamente, se hicieron otras. El índice de la publicación aquí comentada, que está formada por 150 páginas más 35 de anuncios publicitarios, es amplio, pues recoge notas geográficas, históricas y administrativas de la isla con información sobre la ciudad, el puerto; edificios civiles, militares y religiosos; establecimientos benéficos; espectáculos, deportes, centros de instrucción y recreo; comunicaciones telegráficas y postales; mercados, consulados y líneas de vapores con escalas fijas en el Puerto de la Luz.

El mentado Rafael Enríquez Padrón fue personaje conocido en el mundo social y periodístico de la época, pues se le conocen otras publicaciones por él editadas, algunas con textos de su propia cosecha y de otro periodista como Alfredo S. Pérez, autores del igualmente conocido Anuario Comercial de Gran Canaria y Fuerteventura publicado en 1910 e impreso en los talleres de Diario de Las Palmas, periódico del que Pérez fue en determinado periodo de principios del siglo XX su director.