Duele ver como en los últimos años se ha perdido tanta confianza en el ladrillo. Este ha sido durante muchos años refugio de inversión para el pequeño ahorrador. El Sector Inmobiliario ha jugado durante décadas un papel primordial en el crecimiento económico de España y Canarias en particular.

En Gran Canaria la participación de este Sector en el crecimiento ha sido por partida doble, desde la promoción de residencial permanente en toda la Isla hasta la promoción del turístico en el Sur de la Isla. En ambos casos la participación y contribución del pequeño ahorrador ha sido esencial. En el Sur, mediante la inversión colectiva a través de Comunidades de Propietarios, que hizo posible el desarrollo de infinidad de Complejos extra hoteleros en nuestras zonas turísticas. Este patrimonio inmobiliario como inversión privada ha servido de refugio y garantía para avalar al pequeño ahorrador durante todos los periodos de crisis vividos hasta ahora. En Las Palmas de Gran Canaria y otras poblaciones, es precisamente el comprador de viviendas residenciales el que contribuye a la expansión y desarrollo de las mismas durante las décadas de los 80 y 90 hasta la llegada de la Gran Recesión actual a finales del año 2007. En todo el conjunto de la Isla, habría que contar también con la alta contribución económica de la promoción de comercial, industrial, y oficinas.

Nadie duda de la relevancia que el Sector Inmobiliario tenía en nuestra economía en los años anteriores a su decaimiento. La fácil accesibilidad al crédito a largo plazo hizo muy competitiva la promoción de viviendas privadas y realizable el sueño de muchas personas de poseer su propia vivienda. De igual forma, la disponibilidad de financiación y viabilidad económica de las inversiones colectivas en las zonas turísticas hicieron posible que el pequeño inversor recibiese una rentabilidad digna sobre sus inversiones en el ladrillo.

Sin embargo este periodo expansivo de exceso y bonanza tuvo efectos contraproducentes en nuestra economía Canaria ya que se construía tanto en el sector de residencial permanente como en el turístico por encima de una demanda sostenible, produciéndose una burbuja que terminó pinchando con el advenimiento de la crisis actual. Sin duda la fácil disponibilidad de crédito contribuyó al recalentamiento del sector de la construcción de viviendas residenciales en nuestras poblaciones. Este fenómeno se agravó con un recalentamiento en paralelo producido artificialmente en el sector turístico por la aplicación de la Ley de la Moratoria, cuyo efecto pernicioso causó la aceleración de construcciones mal concebidas y amenazadas por la caducidad de sus licencias, produciendo todo lo contrario a lo que se pretendía. De no haberse impuesto, muchas de las construcciones realizadas hubiesen quedado irreversiblemente paralizadas por la Crisis, sin necesidad de ninguna intromisión intervencionista. La práctica desaparición de ambas actividades causó todavía efectos aun más perjudiciales para todo el Sector.

Las causas de la Crisis y el estallido de la burbuja son varias. Primero; el fiasco financiero de la Gran Banca de Inversiones Americana llena de subproductos contaminantes que contribuyeron perversamente a la falta de liquidez de nuestra Banca Comercial y la consecuente sequía de financiación para la inversión privada. Esta situación se ha agravado hoy con una crisis de deuda soberana, todavía más contaminante, donde la implacabilidad de los mercados está, al menos como aspecto positivo, ayudando a reconducir hacia el camino de la austeridad y rigor los deficitarios Presupuestos Públicos además de conminar a la alta política a reclamar la armonización fiscal Europea dentro de una más estricta política económica común. Segundo; en España antes de la crisis ya se demonizaba erróneamente al Sector Inmobiliario y sin ninguna visión de anticipar la crisis, se quiso matar moscas a cañonazos, introduciendo con el pretexto de congelar el Sector, una fatídica Ley del Suelo que puso en jaque los balances de todas las inmobiliarias y su solvencia ante la Banca. Todo esto, en vez de plantear una estrategia de transformación del sector a largo plazo con medidas más sutiles para disminuir paulatinamente el exceso de dependencia de nuestra economía al mismo.

¿Qué necesitamos para recuperar la confianza inversora y poner en marcha de nuevo este Sector tan estratégico para nuestra economía?

Como medidas Nacionales para restituir la confianza en nuestra economía, se necesita un liderazgo político comprometido, que aplique cambios de política económica de gran calado y que sin duda requerirán del esfuerzo de todos. Entre ellos está balancear los presupuestos públicos, estimular el empleo y la inversión privada, promover cambios estructurales de bienes y servicios para mejorar la productividad y eliminar la mayor cantidad de ineficiencias posibles. Además, que para fomentar el empleo, se necesita flexibilizar el mercado laboral actual, incentivando al máximo al autónomo que es el mayor emprendedor junto al pequeño empresario y los mayores creadores de empleo.

Como medidas particulares en nuestro entorno, tenemos que incentivar al ahorrador Canario para que vuelva a invertir y sea partícipe esencial en las oportunidades de negocio que se puedan identificar, oportunidades que tengan viabilidad económica y se diseñen fiscalmente atractivas sin ningún tipo de cortapisas. Debemos encontrar fórmulas para que el pequeño ahorrador participe en la tan deseada Transformación y Rehabilitación del Sector Turístico, como siempre lo ha hecho. Una posibilidad de ellas sería rehabilitando el Sector Extra Hotelero en alojamientos de mayor calidad o transformando parte de él en residencial temporal , a base de incentivar fiscalmente a las Comunidades de Propietarios, concederles los beneficios de la revisión de la Ley de Medidas Urgentes, o incentivar la compraventa de un producto final de mayor calidad , con mayores perspectivas de rentabilidad y exigiendo también el compromiso de unidad de explotación, en el caso de alojamientos turísticos vacacionales. Otra idea para canalizar la participación del pequeño inversor seria la creación de fondos específicos para la rehabilitación turística con los incentivos fiscales necesarios. Estos fondos podrían utilizarse como coinversión de empresas promotoras privadas que necesiten fortalecer el capital de las sociedades vehículo habilitadas específicamente para la rehabilitación o transformación de alojamientos turísticos existentes. Estas sinergias entre privados facilitaría la solicitud de préstamos a los Bancos.

Tenemos que limpiar la demonizada imagen de inversión en el ladrillo. Facilitar nuevamente el acceso a la vivienda residencial permanente mediante los incentivos fiscales oportunos. Con la caída de los precios en la vivienda, no habrá nunca mejor oportunidad que ahora para invertir en viviendas. Los bancos se desharán de su stock actual a precios descontados muy competitivos y que nunca volverán a conseguirse en un futuro. La promoción de viviendas nuevas una vez colocado este stock, será mucho más cara ya que no volverán a repetirse lo altos índices de apalancamiento financiero usuales en la época de bonanza. Este exceso de endeudamiento a través de créditos al Promotor procuraba, con módicos márgenes sobre la inversión, una alta rentabilidad sobre el escaso dinero propio realmente desembolsado, con poco riesgo cuando se vendía el producto rápidamente, pero catastrófico si se paralizaban las ventas tal como ocurrió posteriormente. Por esta razón la promoción de vivienda en España era sumamente competitiva y con la financiación que se dispuso, prácticamente llegó a desbancar a la promoción de Protección Oficial. Como consecuencia de la Crisis, los Bancos exigirán también mayores garantías, obligando a los Promotores a desembolsar más capital, pasando de una financiación más arriesgada a una más conservadora derivando indiscutiblemente en una subida en los futuros precios de la

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vivienda nueva . Claro que hasta que los bancos no vayan colocando todo su stock, no habrá una reactivación real en el Sector de la promoción de viviendas residenciales permanentes. Por esta razón se necesita de inmediato incentivar fiscalmente de forma potente la compra de viviendas.

En Canarias, para comenzar a reactivar el Sector Inmobiliario debemos de momento identificar todas las oportunidades posibles en el Sector Turístico tanto en el ramo de la rehabilitación aludida como posibles nichos en el mercado residencial temporal de segunda residencia para extranjeros o nacionales. Apoyar sin cortapisas cada uno de los expedientes de inversiones en curso, poniendo todos los recursos públicos suficientes para desbloquear todas las trabas impuestas y facilitar al máximo su rápida tramitación y aprobación dentro de la legalidad. Reflotemos de nuevo un Sector estancado económicamente y falto de la confianza necesaria para su relanzamiento. Ya habrá tiempo para introducir algunas medidas en caso de nuevos recalentamientos, tan fácil como obligar a menores ratios de endeudamiento en la compra de vivienda. Con la importancia que tiene el Turismo en nuestra economía local, apoyemos a las empresas que cuentan con la solvencia necesaria para hacer viables proyectos nuevos que ayuden a diversificar nuestra oferta turística, proyectos medioambientalmente aceptables que traerán empleo, progreso y bienestar y que están justificados turísticamente por la necesidad de mejorar nuestro destino o porque cuentan con el soporte de una demanda real . Si contamos también con un apoyo Institucional Público con menos prejuicios y somos capaces de aglutinar e incentivar a la inversión privada necesaria para acometer proyectos viables que reactiven nuestro Sector, estaremos en la senda acertada para ayudarnos, con todos los beneficios de interés general que esto conlleva, a salir con éxito de la incertidumbre y el estancamiento en el que nos encontramos actualmente. Ánimo para enfrentarnos, con el liderazgo y capacidad resolutiva necesaria, al reto de sobrepasar con éxito la tan ya denostada Crisis actual.