- El Cabildo concede dos premios a economistas. ¿Hay más interés por la economía?

- Desde luego. Es lógico; si no, seríamos unos inconscientes. Hay palabras que entraron en el diccionario, y eran problemas que pensábamos antes que se tenían que ocupar los dirigentes.

- Usted es especialista en economía de la salud. ¿Está en peligro el modelo actual de sistema público sanitario?

- No es cierto que esté en peligro. Hay tensiones, y hay que ser más cuidadosos con el gasto, sin duda. Pero espero que el logro de un sistema universal público sea permanente, y que no tenga vuelta atrás. Sería un disparate que con la crisis se privatizara la cobertura. Otra cosa es que haya una colaboración público-privada. Pero es un momento para pensar mejor cómo se puede gastar mejor el dinero. Vista así, la crisis es una oportunidad para tomar decisiones de calado y cambios organizativos, que no se han tomado antes. Por ejemplo, el control de enfermos crónicos, que es donde está gran parte del gasto sanitario. Falta una concepción integral, por ejemplo, de un diabético que va a estar siempre en el sistema, y que debería tener un seguimiento, seguramente, de una enfermera. Este concepto del cuidado no se ha hecho.

- ¿Como en Inglaterra?

- Enfermería tiene más papel que en España. Pero en el País Vasco hay un plan de crónicos, que promete mucho y tiene un enorme potencial de control de salud y ahorro.

- ¿Es cuantificable?

- No. Pero para hacerte una idea: un diabético que está empezando con su enfermedad el coste puede ser de ciento y pico euros. Y el que está al final, con secuelas, 8.000 o 9.000 euros al año. El problema es controlar que la evolución sea lenta o no evolucione. No sirve ir de vez en cuando al médico, sino controlar el nivel.

- ¿Canarias está adoptando medidas estructurales?

- No. Pero la ministra -Ana Mato- acaba de decir que se va a hacer una estrategia nacional de crónicos.

- Y, ¿cómo se controla el gasto superfluo de la sanidad?

- Es un tema de poner los incentivos adecuados. Si nadie tiene alicientes para gastar bien, no se va a gastar bien.

- ¿Por nóminas y objetivos?

- Sería con un buen sistema de objetivos. En España no hemos sabido poner los plus de productividad ligados a resultados. Primero se puso con dinero. Y otras por actividad. Y la actividad no necesariamente es salud. No por ver a un paciente 10 veces va a estar mejor. Incluso, con resultados absurdos, como que un pediatra cobre un poquito más si tiene a todos los niños sanos dentro del programa, y los ve regularmente, pero no tiene tiempo para ver al niño enfermo. Eso es una distorsión absurda. Diseñar incentivos es muy difícil, porque puede tener efectos adversos. En Inglaterra hay experiencias interesantes. Tienen un sistema de indicadores muy preciso en atención primaria y de pago. Se reparten 1.000 puntos por médico en función de muchos indicadores, y cada uno son 100 libras. Uno de los retos es diseñar sistemas de incentivos por el que se gaste eficientemente.

- ¿Y ahora es el momento?

- El problema del país es pasar de ser un país que creíamos rico a empobrecimiento. Eso implica, por ejemplo, que un anciano termine en el hospital para comer. Esto sería carísimo. El Estado de bienestar tiene varias patas, y tienes que intentar que estén soportando la crisis de forma proporcional. Si se dijera el gasto sanitario no puede disminuir, pero bajas las pensiones y el gasto de dependencia, las otras patas, la sanidad se ocupará de dar de comer a ancianos pobres.

- ¿Es favorable a la concertación con la sanidad privada?

- Debe ser complementaria. Y, en igual de condiciones, debe darlo la sanidad pública.

- ¿Y explotar el turismo de salud como negocio turístico?

- Es una opción buenísima para el sector privado en las Islas.

- ¿Se están adoptando las medidas adecuadas en el control del gasto farmacéutico?

- Es el que más se intenta controlar siempre. Se ha conseguido, pero creo que no es un mérito de las políticas, sino una consecuencia de que no hay medicamentos innovadores en Primaria de alto coste. Ahora se están saliendo de las patentes, y el precio se desploma. En los 90 salieron medicamentos muy caros que eran eficaces, como los omeprazoles, que fueron un bombazo. En el año 2000 costaba 20 euros y ahora dos. Porque no está en patente. No es mérito del sistema, sino que la tecnología va a favor. En cambio, en hospitales ocurre lo contrario. La innovación farmacéutica vienen de tratamientos para crónicos, como el cáncer, y son muy caros.

- ¿Habrá copago en las visitas médicas?

- Los políticos se resisten, pero en cuanto empiece uno el esto se va a contagiar. Y Cataluña quiere. Es igual que mejorar las coberturas, porque es hacerse las fotos. Pasó igual con el mal llamado céntimo sanitario, que es medio euro y es mentira que se aplique en la sanidad. Es una forma de legitimar la subida de un impuesto de carburantes. Va a las arcas del Tesoro y es para pagar todo, si me apuras, las comidas de los políticos. En el mogollón pasa más desapercibido. Y con el copago pasará algo parecido, yo creo. Espero que sean copagos sensatos y de intensidad reducida. Y con excepciones par rentas bajas y pacientes frágiles, porque si no sería tremendo.