Los comercios de Teror están tirando la tienda por la ventana desde el pasado viernes, jornada en la que se inauguró la que ya es la séptima edición de su Feria de Saldos, con una afluencia de público que desde su inauguración ha roto todas las previsiones.

El chollazo de la villa se encuentra en la plaza de Sintes, donde se han instalado tres potentes carpas que, a su vez, acogen en su sombra a los distintos puestos, en una suerte de Galleria Vittorio Emanuele II de Milán, pero en toldo.

Hoy domingo es posible subir en guagua a Teror y bajar con coche nuevo, entre otras muchas cosas. Las empresas Autos Segura y ManJeCars ofrecen un parque de flamantes vehículos de ocasión casi a precios de bicicleta. Allí estaba un Polo 1.400 a 5.700 euros listo para llevárselo puesto. O un goloso Citroën C4, firmado por Loëb, con su caja secuencial y todo, por 9.900, cuando de paquete sale por 23.000 euros, según ilustraba con conocimiento de causa María Wall, de Autos Segura, que añadía que ya había vendido unos cuantos vehículos para satisfacción de cliente y vendedor.

Una operación que bien merece un dulce. Como los de Benítez, en sus versiones huevo frito, yoyo, trucha, pañuelo, mantecado y petisú de fuego, todos con su oportuno descuento e incluso en cómodos cartuchos de cinco unidades, al decir de Isabel Marrero.

También por la vista entraba el puesto de Bhoju Belani, de Pino Ma, con un surtido de atarecos de Rajastán que incluía un soberbio remo de marajá por el tonto precio de 2.000 euros (cuando en tienda sale a 4.500). Además, ofertaba cuarzos, minerales, cofres, colchas de seda -a 80 euros-, o lámparas de sal.

Enfrente, Modas Virgilio, con sus pijamas, camisetas, polos, rebecas, con un descuento entre el 60 y el 70 por ciento. Poco más allá, un chisme que hace de DVD, TDT y su USB, a 18 euros, o un GPS para encontrarse la persona, o incluso un BaByliss. Francisco Carrasco explicaba qué es un BaByliss: una especie de corneto a través del cual el cabello, una vez introducida una greña y la posterior centrifugación de la mata, luce mechas de colores.

Por babor, el Vestidor de Cris, de Cristina Martínez, con su ropa francesa o sus relojes a 12 euros. Al lado, Calzados Pepín, con Sandra Rodríguez, y zapatos para todos desde cinco euros. Y así suma y sigue en un etcétera larguísimo que añade muebles, ropa de cama, decoración y hasta tablas para planchar. Nélida Reyes y Ramón García, clientes de esta y anteriores ferias, y que ayer invitaron a Chispita, un mixturado de ratonero y chihuahua a darse una vuelta, estaban encantados: " Así vive Teror", resumía García. "Y más con la situación que estamos pasando. Ayudamos al comerciante y nos beneficiamos nosotros también".