Los proyectos ferroviarios de Gran Canaria han tomado ventaja respecto a los de Tenerife pese a iniciarse con posterioridad. Mientras que los trabajos para el tren de Maspalomas siguen adelante sin más problemas que la rebaja del presupuesto de este año a tres millones de euros, el ferrocarril del sur del Tenerife está estancado por la anulación del Plan Territorial tras un recurso de la organización ecologista Ben Magec.

Además, el ferrocarril grancanario aparece como más viable por el menor precio de la obra y el mayor número de potenciales pasajeros, un dato significativo ante los recortes del Estado en obras de infraestructura. Un informe de la empresa Ineco, colaboradora del Ministerio de Fomento, predice un mayor movimiento de viajeros en el tren grancanario, que se convertiría en el quinto sistema de cercanías del país por detrás de Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao.

Según ese estudio, el tren de Gran Canaria alcanzaría los 17 millones de viajeros desde su entrada en funcionamiento, prevista para 2018, mientras que el ferrocarril tinerfeño quedaría muy lejos de esa cifra, a menos de la mitad. No obstante, el Cabildo de Tenerife, por boca de su vicepresidente primero, Carlos Alonso, asegura que el número de pasajeros de los trenes canarios será muy similar, en torno a esos 17 millones al año.

En cuanto al planeamiento y los proyectos, Gran Canaria empezó con un año de retraso, pero ya se ha puesto por delante porque tiene el Plan Territorial en vigor y dinero para pagar los proyectos constructivos, mientras que el Cabildo de Tenerife optó por paralizar la redacción de sus proyectos tras el revés en los tribunales.

Ambas iniciativas están pendientes del informe del impacto ambiental del Gobierno de Canarias, que paradójicamente es quien puede frenar el desarrollo de los trenes si no se pronuncia con rapidez.