Cristóbal Oliva, de 75 años, recibió hace unas semanas una carta de la Comisión Liquidadora designada en la suspensión de pagos de la Comunidad de Herederos de David J. Leacock comunicándole que se personara para recoger el cheque de la indemnización, ya que "se encuentra en condiciones de atender los créditos laborales reconocidos". Sin embargo, cuando se encuentra en el despacho de abogados recibe un jarro de agua fría, al informarles que no tiene derecho porque, según le comunican, había cobrado el dinero del Fondo de Garantía Salarial (Fogasa). "Fue un error", dice que le dijeron, "no está en el listado de pagos preferentes", según afirma con gran incredulidad su familia. Sin embargo, Oliva estima que nunca recibió el dinero que le correspondería cuando se cerró la compañía, y que, además, en el caso de ser así, hubiese sido menos de lo que se ha estipulado legalmente, que estima en 12.000 euros. Además, la familia de Cristóbal Oliva cree que a esa cantidad deberían haberse añadido los intereses, si tenemos en cuenta el largo tiempo que han tenido que esperar, ya que las propiedades se subastaron hace dos décadas. Ese tiempo también juega en su contra, por tanto él como otros muchos antiguos trabajadores desconocen qué tendrían que hacer si no están de acuerdo.

Según distintas opiniones recogidas por este periódico, hay personas que no han recibido la carta todavía pese a estar pendientes de cobrar la deuda desde hace 27 años, y a muchos no les llega por cambiar de domicilio. Y otros que también recibieron la misiva se encontraron con la sorpresa de que no tenían derecho, como también hay herederos de esos antiguos trabajadores que entienden que están legitimados para percibir el dinero, aunque muchos de esos papeles se traspapelaron.

Cristóbal Oliva, que reside en Gáldar, trabajó casi una treintena de años colocando tubos en la empresa de Mr. Leacock.