El obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, bendijo ayer al mediodía la iglesia de Las Lagunetas tras ser restaurada, reabriéndola al culto tras las obras que han durado seis meses. La emotiva celebración religiosa reunió en el templo a muchos feligreses, que deseaban su reapertura para poder volver a participar en los diferentes actos religiosos, primeras comuniones y fiestas, pues en este tiempo los han realizado en la asociación de vecinos. Además, la colocación del techo nuevo por el deterioro del antiguo, los encalados y pinturas debían realizarse ahora, al resultar más difícil a partir de 2013, año en que cumple 100 años de vida.

El prelado canariense inició la eucaristía al mediodía, acompañado por el vicario general de Pastoral, Hipólito Cabrera, y el párroco de Las Lagunetas, Matías Marrero. Cases expresó en su homilía que, siendo importante las mejoras de la iglesias, lo fundamental es que los cristianos son los verdaderos templos vivos. Y, en alusión a la fiesta del Corpus Christi y el Día de Cáritas, invitó a los feligreses a seguir el ejemplo de Jesús que entregó su cuerpo y sangre por los demás.

Tras la celebración de la misa, el obispo participó en la procesión del Corpus en torno a la iglesia, caminando sobre las tradicionales alfombras hechas para la ocasión. "Ha sido una celebración sencilla y muy familiar, que logró llenar todo el templo", indicó Hipólito Cabrera. "Es un acontecimiento muy emotivo para el pueblo", expresó el sacristán, Santiago Suárez.

Por otro lado, la parroquia está ultimando la adaptación de uno de sus salones para destinarlo desde que esté finalizadas las obras a tanatorio donde velar a los vecinos que fallezcan. Su coste puede superar los 50.000 euros.