El Pino del Chorro del Mulato, el último de los tres grandes de la isla -junto con el de Pilancones y el de La Lajilla-, damnificados tras el incendio de 2007, cayó el lunes por la mañana.

El ejemplar, de 46,5 metros de altura, récord en su especie en Gran Canaria, un grosor de 5,45 metros y al que se le estima una vida de más de 400 años, se encontraba herido de muerte desde el citado año, cuando el fuego abrió aún más una oquedad que presentaba en la base de su tronco.

El emblemático ejemplar se encontraba con una crítica inclinación de 10 grados, por un antiguo corrimiento natural de tierra, lo que motivó un estudio encargado por el Cabildo con un presupuesto de 3.000 euros para tratar de adoptar alguna medida que pudiera evitar su derribo, que finalmente no se llevó a cabo.

El pino se partió en dos a una altura de 30 metros y permanece totalmente destrozado en el suelo, un final que suele acompañar a los 'pinos castrados', aquellos que antiguamente se cataban para comprobar si eran 'mansos' o de 'tea'. De estos segundos se sacaban lasca a lasca manojos de astillas que luego se vendían en los pueblos, quedando así maltrechos de por vida.

Al llegar un incendio y colarse las piñas ardiendo en su interior, según explican desde la Asociación de Profesionales Forestales (PROFOR), la brasa continúa actuando durante semanas, haciendo muy difícil su extinción. En Inagua existen unos 160 grandes pinos catalogados y los técnicos de la Corporación insular tratan estos ejemplares castrados con yeso para 'blindar' sus troncos, una oportunidad que antes del 2007 no tuvo el fantástico gigante del Mulato.