"Lo mejor de mi pueblo es la bajada de la rama de San Pedro, donde se respira tradición auténtica". Así se expresaba Paqui Cruz, vecina entusiasta del Valle de Agaete que volvió a participar en los actos, aunque estaba "un poco rascada porque este año no pude traer el papahuevo". "Esto es entrañable y vuelvo al baile con la banda", expresó tras tomarse un caldito en su casa para reponer fuerzas, ya que empezó el recorrido hacia Tamadaba a las dos de la madrugada.

Arriba, en el pinar de Tamadaba, Paqui, junto a unas 300 personas, la mayoría de las cuales habían subido el día anterior, iniciaron la bajada sobre las ocho de la mañana con sus ramas de eucaliptos, nogales, pinos y poleo, la mayoría preparadas por el Ayuntamiento de Agaete. "Gracias al apoyo del Ayuntamiento, esta fiesta se mantiene", indicó el vicepresidente de la Asociación de Vecinos Los Berrazales, Juan Antonio Godoy.

Mayores, jóvenes y niños se dieron cita a las diez de la mañana en la Era del Molino, donde se unió a los romeros la música de Vitamina Band para bajar hacia el pueblo bailando a un buen ritmo con la compañía de tres papahuevos. Para José Manuel Sosa, pese "al mucho calor, este año han venido muchas más personas". "Para nosotros las fiestas de San Pedro son tan importantes que todo se mide en referencia al día del patrón".

"Para muchos el día clave es el primero de año, pero para nosotros todo lo que hacemos lo referimos a antes de la fiesta o después de la fiesta", apuntó José Manuel Sosa, para quien "lo mejor es el encuentro de mayores, niños y jóvenes en un clima familiar, bailando juntos sin ningún problema".

El ambiente cercano sorprendió gratamente a Macario Rodríguez, natural de Fontanales y vecino de Telde, que participó por primera vez en la bajada de la rama desde la Era del Molino. "Esto ha estado maravilloso y, si Dios quiere, el próximo año volveré porque da gusto conectar con nuestras tradiciones en un ambiente tan natural como el del Valle de Agaete", dijo.

También se mostró satisfecho de la experiencia Fernando García, tras subir a Tamadaba el día anterior, seguir el partido de España-Portugal por la radio junto a otras cinco personas, que se guiaron por la luna y las linternas para subir por la vereda y bajar por la mañana. "Si no voy a Tamadaba y bailo la rama es como si no hubiera estado en la fiesta", señaló, después de indicar que lleva 20 años participando en la bajada de la rama.

Por su parte, Juan Sosa, al que subieron a Tamadaba en coche con otras personas de la tercera edad, valoró la experiencia como "muy positiva, porque esto nos hace más familia, porque es una fiesta popular". "Pedimos a San Pedro que nos dé salud para que podamos seguir participando de esta bonita tradición, que nos afianza como pueblo", agregó. Juan Sosa insistió: "Los vecinos nos hemos criado desde chicos con la fiesta y si podemos pedimos permiso a nuestras empresas para poder participar al menos dos días".

Cuatro festivos

De suyo, este año el municipio de Agaete ha disfrutado de dos días festivos, ayer y hoy, pues al caer las Nieves en domingo, el Ayuntamiento declaró como segundo día de fiesta local la víspera de San Pedro. Además, han tenido tanta suerte que tales días se han unido al fin de semana, lo que facilita el reencuentro tranquilo de muchos familiares que viven durante el año fuera del pueblo en que nacieron.

Ese es el caso de Fefa Jiménez, hija del Cuca, que vive en La Aldea de San Nicolás tras casarse con Justo Cubas, natural de Artenara. Ambos viven este día como un reencuentro con sus antepasados. "Vengo todos los años y ya llevo 49 haciéndolo", indicó Justo Cubas. "Ha sido una tradición de mis suegros y siempre que podemos venimos a honrarlos", añadió.

Igualmente, el joven Elio Bolaños, que vive en el casco de Agaete, ha participado de lleno en la bajada de la rama. "Hemos ido un grupo de seis amigos desde el miércoles a las siete de la mañana hasta hoy y ha sido una experiencia muy bonita". Su primo Daniel Bolaños también se mostró satisfecho de haber subido y bajado desde el pinar de Tamadaba.