La Charca de Maspalomas recibe respiración asistida. El agua del mar comenzó desde las doce del mediodía de ayer a llenar de oxígeno este ecosistema natural, que desde hace meses empezaba ya a presentar síntomas de agotamiento debido a la merma considerable de su nivel freático. La causa de esta situación ha sido la escasez de lluvias del pasado invierno, que hizo encender las alarmas cuando ya en marzo murieron centenares de peces y desprendía un mal olor. Por ello, los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo consideraron que había que abrir una pequeña zanja y aprovechar la pleamar de estos días de julio porque si esperaban por las mareas del Pino podían llegar tarde.

La consejera de Medio Ambiente del Cabildo, María del Mar Arévalo, explicó ayer junto al canal por el que entraba el mar a la Charca, que se trata de una "actuación excepcional" porque la norma que regula este espacio establece que es un enclave natural, que tradicionalmente se regenera con las mareas del Pino. Además, destacó que la actuación de ayer tampoco se puede hacer de forma continua porque "no se sabe que tipo de consecuencias puede tener sobre las especies del ecosistema".

Por su parte, el director de la Reserva Natural de las Dunas, Miguel Ángel Peña, que siguió de cerca esta operación, explicó que en unos cuatro o cinco días el mar permitirá que se recupere el nivel freático medio de la Charca. No obstante, añadió que la idea es llegar al invierno sin hacer más intervenciones, pero se volverán a realizar estudios para decidir si es necesario aprovechar las mareas del Pino para inyectar otra vez agua.

Pese a esto, insistió en que "partiendo de la fragilidad de este ecosistema y de la excepcionalidad de la medida, la próxima apertura de la Charca no tiene fecha fija, porque "el futuro está por escribir". En su opinión todo va a depender de las temperaturas de este verano.

Ultima medición

Según comentó, en la última medición que se hizo hace veinte días se comprobó que la profundidad máxima era de 1,20 metros y cuando culmine el proceso de llenado probablemente el próximo sábado esa altura se espera que se eleve en unos veinte o veinticinco centímetros. "Son muchos litros de agua si se tiene en cuenta que se trata de una superficie que se acerca a los 50.000 metros cuadrados en inviernos de bonanza" destacó. Con todo, aclaró que estos parámetros son muy cambiantes porque se trata de un "sistema muy dinámico" que al perder agua por la evaporación varía su extensión.

Miguel Ángel Peña dejó claro que se ha tenido mucha cautela a la hora de intervenir sobre este paraje. En este sentido, expuso que primero se tuvo en cuenta que no había aves criando en la orilla porque al subir el nivel de agua podían inundar sus nidos, y segundo se vio que los parámetros de temperatura, salinidad y oxígeno apuntaban que la Charca se encontraba a una situación que no correspondía al momento debido a que "el verano ha durado catorce meses".

En esta ocasión, el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana consideró conveniente seguir un protocolo de actuación, que solicitó el concejal de Planeamiento y Servicios, Fernando González, durante la junta de la Reserva Natural de las Dunas en junio. González admitió que en los anteriores mandatos los operarios municipales llegaban a abrir una zanja considerable en la berma, y eso provocaba que incluso entrara un volumen de agua que probablemente no era el adecuado. Para evitar esto, explicó, la operación se ha hecho de forma coordinada con los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo grancanario y la apertura se hizo desde el pasado viernes.