¿Cómo se le ocurre que habilitar residencias en el Sur para atender a los mayores de Europa puede ser una importante alternativa al negocio turístico?

Pues porque en los años que he estado al frente de una residencia de mayores en la capital grancanaria muchos empresarios y directivos hoteleros me preguntaban qué podían hacer para instalar un centro parecido en el Sur. Además, médicos extranjeros, sobre todo noruegos y alemanes, con los que han contactado estos empresarios les han comentado que muchos jubilados europeos quieren venir no solo a pasar una temporada, sino el resto de su vida.

¿Pese a que se trata de una actividad rentable es difícil encontrar inversores?

Sí, el dinero siempre es miedoso, pero ahora cuesta mucho conseguirlo. La idea es contar con inversores extranjeros que reconviertan un hotel o un complejo de apartamentos y la transformen en una residencia que disponga de todos los servicios que precisan estas personas. He planteado mi proyecto a la patronal turística y a las administraciones y, si bien todos han aplaudido la idea, sigue siendo complicado disponer de una parcela o de un complejo que tenga uso sociosanitario. En Meloneras hay un terreno, pero está junto al cementerio. Si se compatibiliza el uso turístico con el sociosanitario podemos estar ante un importante negocio porque hay un mercado de más de 80 millones de jubilados nórdicos con alto poder adquisitivo dispuestos a vivir en el Sur, y en cierto momento necesitan una residencia.

¿No se trata de dar atención a aquellos que vienen a operarse de una cadera o rodilla, sino de atender hasta el final a esos mayores en un centro adecuado?

Claro. El turismo sanitario es otra cosa pues aprovechan los hospitales y luego se reponen en alojamientos turísticos. Hay muchos turistas a los que les gusta el clima y pasan los meses de invierno en la Isla, y les encantaría quedarse aquí de forma indefinida.

¿Con el desprestigio que tienen las residencias de mayores en España tendrá que montar unas instalaciones de lujo?

Claro. Hay que adaptarse a la normativa de los países nórdicos y no cometer los fallos que se están cometiendo en estos momentos en Canarias. Incluso hay que dar facilidades para que sus familiares puedan venir a verlos, lo que va a venir muy bien porque van a darse cuenta de cómo se trata a sus mayores y a la vez también pueden disfrutar de unos días en la Isla.

¿Cuántas plazas de acogida podría ofrecer esa residencia?

El tamaño estándar es de 200 plazas porque cuando superas este número de residentes es más complicado hacer un seguimiento continuado y atenderles de forma familiar. Esto no quita que un hotel de 500 plazas pueda dividirse en dos residencias.

¿Y cuánto podrá costar a un jubilado que le cuiden en el Sur?

Va a haber de todo. Habrá plazas de lujo que costarán hasta 4.500 euros, pero los nórdicos pueden permitírselo porque cobran pensiones muy altas, y otras de 2.200 euros al mes.

¿Será una oportunidad para muchos desempleados del sector sanitario?

Pues sí, hay muchos profesionales sanitarios que podrían cubrir las plazas siempre y cuando dominen inglés o alemán. Para los puestos de gestión a través de la Universidad se va organizar una titulación para licenciados en Ciencias Económicas y Empresariales, en Dirección y Administración de Empresas y en Económicas y en profesiones relacionadas con la sanidad. El objetivo es dar credibilidad a los inversores.

¿Conoce casos de turistas dispuestos a reservar plaza?

Hay muchísimos. El clima de Mogán es el mejor del mundo para personas con problemas de respiración. Sé de personas que necesitan mascarillas y prescinden de ellas cuando viven en Mogán. Pero en general todo el sur de Gran Canaria tiene unas características climáticas que no han sido explotadas para el turismo sociosanitario.