Cora Panizza y Daniel Falcón tuvieron ayer una mañana tan ajetreada como inesperada. El palo de agua que cayó sobre Telde, apenas una veintena de litros en cuestión de cuatro o cinco horas, fue suficiente para convertir su vivienda, situada en el número 10 de la calle Ingeniero León y Castillo, en un auténtico lodazal salpicado de detritus.

"Mi casa era un río de aguas fecales", se apresuraba a resumir fregona en mano esta estudiante de 23 años a la que el mal olor sacó de la cama cuando aún no había amanecido. La obstrucción de la arqueta ubicada frente a la puerta convirtió su baño en un foco emisor de desechos de toda clase.

La pareja tuvo que precisar de la ayuda de otros familiares y vecinos para empezar a achicar agua de un piso en el que hasta el gato, presa del pánico, había buscado refugio sobre los muebles. La Policía Local se personó en el lugar de los hechos, así como los bomberos y una cuba de Aguas de Telde, que fue la que se encargó de poner algo de orden en la calle tras sacar de la alcantarilla ubicada en la vía pública gran cantidad de cartones y restos. Eso sí, la pareja se vio obligada a tirar a la basura varios enseres que quedaron inservibles. Desde ayer esperan a que alguien les pague los desperfectos sufridos.