Después de triturar bien los plátanos, batir los huevos, y añadir la mantequilla y los quesitos se le incorpora a la mezcla la harina poco a poco, mientras el aceite se va calentando en la sartén. Cuando el oro líquido esté bien caliente, se fríe la masa en forma de bolas y de ahí, tras enfriarse, a la boca: buñuelos de plátano, tan solo el postre del completo menú que ayer elaboraron los aprendices del arte culinario de Agustina Espino.

A las diez y media de la mañana ya hace calor en la cocina de la Casa de la Juventud de San Gregorio. A pesar de haber estado inactivos durante las vacaciones de agosto, los fogones hace rato que comenzaron a funcionar y el olor a guiso impregna el ambiente. Aday Rodríguez vigila que todo vaya bien en la olla donde a su ritmo se hace el lomo al vino. Él es una de los últimos en incorporarse al Taller de cocina sana, una iniciativa que cumple su segunda edición, promovida por la Concejalía de Sanidad del Ayuntamiento que dirige María Inmaculada González. "Este curso forma parte del programa de Promoción de Salud para alentar los hábitos de alimentación saludable entre los más jóvenes, al tiempo que fomenta el consumo de productos del municipio", afirmó ayer durante la visita al aula.

Hasta nueve alumnos tiene la veterana monitora de cocina, Agustina Espino. "Aquí no solo aprenden a guisar, también a estar en grupo, a hacer la compra y a poner la mesa, porque es precisamente en esta donde más se comparte", detalló.

Cada semana tres de ellos llevan los ingredientes para la elaboración de los platos. Ayer le tocó a Cathaysa Álvarez, que cocina en casa las muchas recetas que aprende en el curso. Una vez comienza la clase, las especias y la organización están presentes. Mientras unos cocinan, otros recogen y friegan los cacharros. Después de casi dos horas de mimos a fuego lento, llega el momento de sentarse a probar el resultado. Es allí donde surgen las últimas dudas, que, cual familia, comparten entre bocado y bocado. "No es únicamente venir, cocinar y marcharse", apostilló Espino. Y lo que sobre... "Lo que sobre nos lo llevamos a casa", añadió Lucía Davidia, que, con desparpajo, se confiesa "soltera" y que pocas veces olvida su tupper.