Agaete da el primer paso para recuperar el histórico hotel balneario de Los Berrazales, situado en el Valle. El establecimiento turístico de casi una treintena de camas asociadas a las aguas termales, cuyo origen se remontan al primer tercio del siglo pasado, permanece cerrado desde hace años en medio de un paraje natural protegido, a los pies del Tamadaba. El alcalde, Antonio Calcines, espera que el proceso permita revitalizar la deteriorada zona con la recuperación añadida de la embotelladora, que presenta un profundo estado de deterioro, y que pertenece a otra empresa privada.

El balneario de Los Berrazales fue uno de los precursores del turismo de salud en Gran Canaria, cuando la presencia de turistas era aún casi testimonial. Sin embargo, el negocio fue sucumbiendo con el paso del tiempo, hasta caer ahora en un preocupante nivel de abandono.

La empresa Hermanos García Álamo lleva años trabajando en su recuperación, aunque el alto grado de protección medioambiental que se extiende por toda esa zona ha retrasado la aprobación de un proyecto viable, que permita elevar las camas para garantizar su viabilidad económica y poner en valor el entorno del hotel, que cerró sus puertas bajo la denominación de Princesa Guayarmina. Y eso solo es posible rebajando el grado de protección, en el que han estado implicadas las Áreas de Patrimonio y Turismo del Cabildo.

Hay que tener en cuenta que, debido a su actual abandono, cualquier actuación que se acometa en el inmueble para un uso hotelero exige la puesta al día con las nuevas leyes turísticas, tanto en materia de accesibilidad como de seguridad y otras nuevas normativas.

El pleno del Ayuntamiento de Agaete dio el primer paso esta semana para desbloquear esta compleja madeja legislativa, en la que se mezclan el alto grado de protección y la imposibilidad de su reapertura por las leyes vigentes, mediante una modificación puntual del catalogo arquitectónico del municipio, que no afectará en principio a la mayor parte del inmueble y a sus principales valores.

El Ayuntamiento espera que antes de fin de año se concluya el trámite administración que exige este cambio, en lo que se refiere a su exposición pública y el resto de trámites que son obligatorios antes de que pueda ir a la Comisión de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Canarias (Cotmac), que debe ser quien en última instancia dé su aprobación.

De momento la empresa todavía no ha dado a conocer el proyecto definitivo que piensa llevar a cabo en el complejo, que afecta tanto al balneario como al hotel, aunque se habla de que incluiría ganar camas para poder garantizar su rentabilidad.

El hotel denominado en última instancia Princesa Guayarmina sigue cerrado y con un viejo cartel indicativo sin fecha comunicando el cierre por obras, mientras otra señal exterior anuncia la venta de café auténtico del Valle de Agaete.

De momento, la embotelladora de agua situada a sus pies se queda al margen, ya que la propiedad se dividió tras la quiebra de los anteriores dueños. Estas instalaciones presentan también un preocupante grado de deterioro, y entrada permanece tapiada y con numerosos restos de su antigua actividad industrial, junto a señales advirtiendo del grave peligro de entrar por "riesgos varios", mientras se amontonan en el exterior las viejas cajas del agua de San Roque. De ahí que Calcines espera que se acometa un proyecto único de rescate en toda la zona.

Siglo XIX

El inventario de Patrimonio Etnográfico del Cabildo advierte de que el edificio tiene un valor científico patrimonial "alto", aunque su estado de conservación es "regular", detectando vallas de tela metálica, desperfectos en muros, amontonamiento de cajas de agua, cables eléctricos, focos en la fachada y reformas con materiales de construcción modernos. El documento propone que se acometa la "restauración y conservación procurando que las reformas que se realicen estén de acuerdo a la arquitectura tradicional que posee", señalando a su vez que apenas queda ya nada del mobiliario interior del hotel, y que "sería interesante rescatar la historia y vivencias del turismo asociado a fuentes de salud en Gran Canaria".

El hotel balneario está enclavado en un lugar de enorme interés medioambiental, en la cima del Valle de Agaete y a los pies de Tamadaba, dentro de un suelo rústico de protección paisajística. Y, aunque debería permitirse su restauración, lo cierto es que ha tenido hasta ahora un grado de protección integral que choca con cualquier actuación. El origen de Los Berrazales se remonta al siglo XIX, si bien no sería hasta 1931 cuando se construyen la planta y la embotelladora, después de que dos años antes se declararan sus aguas de utilidad pública.