Llegó hace un año, probablemente perdido, y se ha quedado a vivir en el sur de Gran Canaria, casi como un turista más. Desde entonces, el flamenco despistado se ha convertido en un atractivo de la Charca de Maspalomas, pero es, sobre todo, un enigma para los naturalistas, pues no se conoce ningún caso de un ave de esta especie que haya permanecido en la isla más de dos o tres días.

Miguel Ángel Peña, director de la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas, lo ha estudiado todo este tiempo y aún se asombra al verlo pasear casi todas las semanas por las orillas de Maspalomas. Unas veces lo hace en solitario y otras junto a especies que también recalan en la Charca, como garzas y garcetas, o viven allí todo el año, las gallinetas y los chorlitejos.

El flamenco común, explica Miguel Ángel Peña, es una especie "accidental" en Canarias. No es frecuente, aunque sí se han visto ejemplares en primavera o en otoño, cuando emigran entre Europa y África. "Éste lleva un año en Gran Canaria y eso sí es novedoso", apunta el biólogo. Solamente se conoce un caso, el de un ejemplar que estuvo durante meses en las Salinas de Janubio, en Lanzarote, pero en Gran Canaria y en el resto de las Islas "es absolutamente inédito".

En septiembre de 2011 apareció en las Salinas de Abajo, en el sitio de interés científico de Juncalillo del Sur, entre Juan Grande y el Aeroclub. Allí estuvo un par de meses y después se fue a Maspalomas. Cuando llegó era un juvenil, con el plumaje marrón y las patas negras. Ahora es un flamenco adulto, con plumas rosadas y las patas rojas. Los responsables de la Charca aún no saben dónde duerme, pero sospechan que por la noche se refugia en el parque Tony Gallardo, en alguna presa cercana, Ayagaures o Gambuesa, o en los campos de golf.

Lo más llamativo es que se trata de un ave migratoria. "Se supone que en primavera tenía que haberse ido a la Península, pero se ha quedado aquí", resalta Peña. En verano viven en la costa mediterránea, con poblaciones estables en Doñana, Fuente de Piedra (Málaga) y en los grandes humedales desde Andalucía al sur de Francia. El invierno lo pasan en Senegal, pero este prefiere Maspalomas.