Juan Carlos Santana ha comenzado a elaborar sus primeros zumos de la temporada, aunque todavía no están en plenitud de madurez para su recolección. Tiene un color rojo intenso y un sabor agradable al paladar. Se lo toma a diario, porque sabe de los innumerables beneficios que le ofrece. Y no es el único que se rinde ante este extracto natural, ya que muchas personas de su entorno han sabido apreciar este producto que nace de forma asilvestrada en muchas laderas grancanarias, y que apenas genera interés social y, menos aún, económico. Entre otras razones, por sus molestas púas. De ahí que gran parte de ellos terminen pudriéndose irremediablemente.

Las experiencias positivas de sus beneficios innatos son muchas. Desde un familiar al que se le remedió sus problemas de estómago, hasta el hombre mayor que le asegura que le flojeaban las rodillas al caminar y desde que se lo toma se ha rejuvenecido. Y hasta quien se le ha regulado el nivel de azúcar. Todas ellos son experiencias que ha ido recopilando durante mucho tiempo, y cuyos beneficios achaca Juan Carlos Santana a los poderes regeneradores y curativos innatos del tuno indio. Y todo, de forma natural.

Detrás de esta fruta se concentra un producto con ricas propiedades, un alto valor nutritivo y de gran poder depurativo, que beneficia a personas aquejadas de múltiples achaques. Eso sí, las púas echan a muchos interesados para atrás a la hora de lanzarse a su recogida. De ahí que pase siempre ajeno al ojo de todo el mundo, aunque asegura que limpia arterias, rejuvenece la piel, es anticancerígeno, mejora la situación del hígado, combate los gases y mejora los problemas de estómago, además de que asegura que quita los picores en la piel.

Todo natural

De momento, apenas recoge unas botellas para su uso propio y los compromisos que siempre tocan a su puerta. Pero eso puede tener los días contados.

A este vecino de Gáldar se le encendió un día la imaginación, y decidió convertir en una actividad a gran escala lo que ahora sólo es un producto de consumo particular.

Si el aloe vera ha tenido un gran reconocimiento, ¿por qué no va a pasar lo mismo con el tuno indio?, se preguntó. Y desde entonces ha puesto todo su empeño en sacar adelante la ambiciosa idea.

En su cabeza guarda todos los pasos que va a ir dando para hacerlo realidad, y los resultados comienzan a dar sus frutos.

Ni batidos con productos milagro, ni ricos comprimidos con extraños componentes. La idea es sacar partido al tuno indio, comercializándolo en pequeños botes semejantes a algunos lácteos, resaltando que dentro de él no solo se encuentra este jugo, sino que concentra unas amplias propiedades de valor nutritivo, alimenticio y también curativas, aptas para todas las edades.

Juan Carlos Santana ya tiene localizado el terreno más idóneo, y espera en pocos días recibir el certificado sanitario para poder sacarlo al mercado. Y para eso estudia la posibilidad de formar una cooperativa para que se sumen nuevos socios, sobre todo con un perfil muy determinado, ya que busca a personas con conocimientos industriales, puesto que el reto es crear una industria especializada e innovadora en este campo, diseñando una máquina que facilite la eliminación de la cáscara exterior y la limpieza de púas. Así como el filtrado, para retirarles las pipas antes de obtener la extracción final. Además, pretende convertir la instalación en un centro para la visita de los turistas.

El promotor habla de obtener en una primera fase casi un millón de litros para su comercialización, que permita sacar una rentabilidad a la inversión. Para ello requiere un desembolso que estima en cerca de cinco millones de euros, tanto para disponer de terrenos como para el resto de necesidades indispensables para la puesta en marcha, que espera rentabilizar en poco tiempo.

De momento, también, ya ha entrado en contacto con los dueños de unos terrenos en Gáldar para disponer en una primera fase de unos 60.000 metros cuadrados para la plantación, cuya superficie espera triplicar en un futuro próximo.

El primer paso sería hacer zumos, para lo que baraja hacerlo en pequeñas botellas. Pero las alternativas que contempla son muchas. Teniendo en cuenta que hay hasta helados de tuno, ¿por qué no hacer yogur, natillas, productos para deportistas con un alto valor energético, y todo un sinfín de alimentos?, afirma.

Las miras iniciales están puestas en el mercado local. Pero su propósito es abrir las puertas a las exportaciones. Y para eso afirma que existe interés por parte de un empresario alemán para venderlo en este país, además de Inglaterra y la Península.

Juan Carlos Santana asegura que el proyecto requerirá una elevada mano de obra, ya que no existe de momento ningún sistema mecánico para su recolección. En cambio, tiene la ventaja de que apenas requiere consumo de agua, aunque sí cree que para que tenga el máximo sabor habría que regar un máximo de una vez a la semana, siempre que no llueva.

La temporada, que comienza ahora, se prolonga tradicionalmente durante siete meses, por lo cual se puede obtener un largo rendimiento.

Este emprendedor indica que tiene conocimiento de que en México ya se comercializa este producto, que suele mezclarse con frutas. Y con buenos resultados. Pero su idea es seguir innovando en este producto ecológico, sobre todo en todo el proceso previo, desde el barrido, el lavado, la extracción de la cáscara de piel y la eliminación de las pipas, antes de obtener el zumo.

Precisamente, sigue haciendo pruebas para determinar si estas semillas pueden ser reutilizadas, para lo cual ha comenzado a secar un grupo amplio para estudiarlo, señala.