No acudieron ni Angela Merkel ni François Hollande, y, por supuesto, a esta cumbre no estaba tampoco invitado Mariano Rajoy. No obstante, 70 representantes de varios municipios de la Isla, así como de Tenerife, hicieron acto de presencia. La economía mundial y los mercados financieros podían esperar, porque lo importante allí era hablar de uno mismo. Hubo tensión, sí, y miradas, pero de otro tipo.

Cupido ayer debió estar desbordado de trabajo ante la iniciativa de Javier Gijón y Eduardo Díaz, propietarios de los bares La Cueva del Molino y Díaz, respectivamente, del municipio de Artenara. Una meta clara: el triunfo del amor y de paso "dar marcha al municipio", añade Gijón.

Como en el amor, lo importante es mimar los pequeños detalles y nada mejor que recibir a los participantes que una copa de champán y un buen desayuno con el que coger fuerzas para dar un paseo matinal por la ciudad y visitar los lugares más emblemáticos. La Virgen de la Cuevita es testigo de cómo poco a poco se rompe el hielo.

"A mí no me da vergüenza nada y por eso yo le pongo sal y pimienta al asunto y la verdad es que hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien", se ríe Soledad Prieto, quien desde hace siete años no tiene pareja. "Hay uno que me hace tilín, pero todavía es pronto", asegura esta vecina de la capital de 42 años, que no dudó ni medio minuto cuando un amigo le informó sobre este caravana del amor. Ella, que ha ido en busca de un posible candidato con el que tener una relación, no pide mucho, tan solo "que haya química".

Tampoco es exigente Juan Manuel Jurado, que a sus 52 años decide apuntarse a última hora, "porque es una buena iniciativa para pasar un día agradable y conocer gente", explica junto a un Unamuno estático al que no hace mucho Soledad le ha "tirado los trastos".

Tal vez la estatua del escritor bilbaíno fuese la más afortunada hasta en lo que a cuestiones del corazón se refiere hasta el momento. "Son tímidos y tampoco nos han dicho nada, aunque yo me he dado cuenta de que alguno que otro nos mira y la verdad es que hay un par de ellos que no están mal", cuenta Águeda Rosa, a quien su amiga Lola Sarmiento, nacida en el municipio cumbrero, convenció "para pasar un buen rato", si bien ella está convencida de que "se está abierta al amor siempre, aunque los príncipes azules no existen".

Más "positiva, realista, extrovertida y valiente" se muestra Candela Castillo, que llegó la última, pero "ya hay uno al que le he echado el ojo", revela con media sonrisa en la boca. "En cuanto me enteré de esto cambié los turnos en el hospital donde trabajo para venir aquí", detalla esta madre soltera de 44 años que, como buena mujer precavida, lleva modelitos de repuesto y maquillaje en una mochila.

Y surge el amor a primera vista. Lo de Esther Saavedra y Pedro Gutiérrez fue un flechazo en toda regla y a pesar de que fue el azar el que les unió, "desde que la vi supe que era lo que yo buscaba", declara el recién enamorado. No obstante, "nos estamos conociendo y todo se verá", añade ella. Son tan solo una de las tres parejas formadas, según los organizadores, quienes no escatiman en creatividad para que fluya el amor mediante juegos, citas a ciegas y concertadas en un espacio privado habilitado donde en tres minutos habrá de efectuarse la conquista. Además de música y un Javier Gijón metido en el papel de "Celestino", sortean entre las parejas un fin de semana en una casa rural de Artenatur.