El primer teniente de alcalde de Telde, Guillermo Reyes (Ciuca), confesó ayer que "no hay garantías" de que la nueva planta desaladora que el Gobierno central ha construido en Salinetas tras gastarse 19 millones sea capaz de producir una gota.

El dato lo ofreció el concejal tras ser interpelado por este diario sobre el estado en el que se encuentra una infraestructura hidráulica concluida en 2011 y que permanece cerrada porque los pozos de captación de caudal con los que fue dotada en su momento no son capaces de absorber líquido alguno.

La primera solución que buscaron técnicos y autoridades políticas ante esta circunstancia fue el sugerir un aumento en la profundidad de las catas, que alcanzan los 80 metros. El Cabildo de Gran Canaria, a través de su consejero Carlos Sánchez, se comprometió este año en una visita al municipio a habilitar una partida de 500.000 euros [luego se habló de un millón] con los que acometer esta intervención, pero ayer, después de que a Telde no haya llegado ni un solo céntimo, fue el propio Reyes quien aseguró que, aunque se invirtiese ese monto, "no hay garantías" de que las perforaciones den con las condiciones precisas para captar agua con el sistema de filtración a través de rocas instalado.

"Las primeras pruebas ofrecieron un resultado positivo, pero cuando la planta se fue a poner en marcha ya no daba agua", explicó el concejal, quien ayer acompañó al nuevo consejero insular de Aguas, Francisco Santana, en el acto de recepción de las obras de acondicionamiento de la nueva cubierta de la depuradora de Jinámar.

Así las cosas, ni el Cabildo de Gran Canaria ni el Ayuntamiento de Telde tienen aún claro qué pasará con un equipamiento que la institución insular se negó a recepcionar al percatarse de su defecto.

Decreto firmado

Telde, por contra, sí que firmó un decreto en este sentido durante el mandato del exalcalde Francisco Santiago. Supuestamente, la planta Telde II, con la tecnología más moderna existente en el mercado en su momento, sería capaz de generar 16 millones de litros de agua al día. Este volumen duplicaría la cantidad que hoy desala Telde I, inaugurada a finales de los 90, y garantizaría el suministro para los más de 101.000 habitantes de la localidad durante 25 años. También permitiría poner el punto y final a la compra de agua en pozos.

A la espera de aclarar si finalmente se invierte el millón de euros previsto [este periódico intentó contactar ayer con Sánchez sin éxito alguno], también se baraja la opción de cambiar el sistema de captación e implantar uno denominado de 'toma abierta'.

El problema radica en que con este otro modelo el agua entraría en la planta con impurezas, algas y otros elementos, lo que obligaría a cambiar parte de la maquinaria de la desaladora. Es decir, se haría necesario afrontar otra inversión millonaria.