Aunque la ocupación humana está probada desde fechas cercanas a la conquista (con alcaldes reales desde el siglo XVI) y la presencia de la familia Pérez de Villanueva, primeros patronos de la Imagen, marca el inicio del asentamiento, es verdaderamente la presencia del Pino, de la Virgen y la devoción que paulatinamente fue despertando entre los canarios lo que puede considerarse, un poco entre la realidad y la leyenda, como el germen de la villa, el punto de origen de la villa de Teror.

Patrona de Gran Canaria y de la Diócesis de Canarias, de la provincia de Las Palmas. ¿Hay competencia con la Virgen de Candelaria de Tenerife?

Desgraciadamente sí la hay, pese a la incuestionable certeza y rigor históricos del decreto del 16 de abril de 1914 que designó patrona principal de la Diócesis de Canarias a la Virgen del Pino, dejando invalidado el anterior de 1867 en el que la Santa Sede había nombrado a la Virgen de la Candelaria patrona principal del Archipiélago Canario. Es tema recurrente cada año para avivar esta extraña y peculiar faceta del pleito insular. Yo sinceramente espero que el centenario de dicho decreto, que se celebrará el próximo año, sirva para que los representantes de nuestra Diócesis lo dejen bien claro, porque siempre se ha advertido aquí cierta ambigüedad que no se observa nunca en el clero de la Diócesis hermana, cuyas afirmaciones al respecto son siempre tajantes.

La zona próxima a la basílica está declarada patrimonio histórico-artístico.

Los indudables valores históricos y arquitectónicos de la villa fueron los que determinaron su declaración como Conjunto Histórico en 1979, pero también es verdad que cierto grado de desidia política ha permitido que desde entonces hayan desaparecido casas y entornos de gran valor. Hay que luchar por lo que queda y para que lo que vaya construyéndose y proyectándose no desmerezca lo que nos legaron nuestros abuelos, algo que algunos edificios y espacios del siglo XXI, como el Auditorio de Teror, han conseguido plenamente.

La Fuente Agria es esencial para la economía del pueblo.

La Fuente Agria y su interesante historia son otro atractivo de la cultura terorense a la que se están dedicando rigurosos estudios últimamente. Y su constante crecimiento empresarial los últimos años, una fuente de ingresos y bienestar para todos los habitantes de la villa, como la campaña de Aguas de Teror Educa, algo de toda lógica, considerando que los dueños de la Fuente Agria han sido siempre los terorenses, y así lo sienten. Ahí está la manifestación de 1914 para demostrarlo.

La historia de Teror está vinculada a su conversión en centro religioso y de peregrinación.

En este sentido, Teror es una mezcla -lo afirmo constantemente- de mito y realidad, y esta mixtura de religión, fe, folclore y cultura, una interesante miscelánea que, ayudada por personajes que van desde Primo de Rivera a Néstor Álamo, desde monseñor Socorro a González Díaz, o eventos como la creación de la romería ofrenda en 1952 o a el asentamiento en la villa en el siglo XIX de los principales pirotécnicos de Canarias, la familia Dávila, han ayudado y acompañado en todo este proceso de su conversión en un foco de simbología de lo canario. Ello ha generado un interesante doble camino a Teror, que se manifiesta claramente, por ejemplo, cada 7 de septiembre: el camino espiritual de fe y creencia que trae a tantos a los pies de la imagen y todo lo que en torno a ella se convoca durante todos los días del año; y el otro, el de la canariedad, que trae a tantos al timple, al encuentro anual con amigos, a la fiesta y la tradición. Ambos caminos son igualmente válidos y ayudan a configurar el verdadero Teror.

El mercadillo terorense no hizo más que afianzarse a lo largo del siglo XIX, bajo la atracción del santuario.

El mercadillo semanal de la villa de Teror fue, desde tiempos inmemoriales, el más concurrido y de mayor envergadura comercial de toda Gran Canaria. Evidentemente, la presencia de la Virgen del Pino y el cumplimiento del precepto de misa, de promesas, etcétera, hacían afluir a la villa una gran cantidad de personas, que hacían posible esa presencia comercial importante en la plaza de Teror.

Sin embargo, quisieron ponerle obstáculos en el camino.

Pese a algunos intentos gubernamentales de controlar las actividades económicas ejercidas en la jornada dominical, como la presentación al Congreso en 1890 por parte de la comisión de Reformas Sociales de la primera normativa reguladora de actividades dominicales, que no fue aprobada, el mercadillo terorense no hizo más que afianzarse a lo largo del siglo XIX, bajo la protección y atracción del Santuario y la devoción a la Virgen.

El mercadillo ejerce una clara sinergia en el casco.

La legislación surgida los últimos años tras la democracia, respetando por un lado los derechos laborales de los obreros y su estricta aplicación, también ha respetado, no obstante, los usos y tradiciones que a este respecto se venían dando, no solo en Teror, sino también en otros lugares de las islas y ha afianzado la presencia en ellos de este evento que provoca un fenómeno de convocatoria popular que, al menos en la villa mariana, se une a la evidente acción de llamada que ejerce la Santa Imagen del Pino, y que a mi entender beneficia, correctamente dirigido, a la artesanía de la villa que, como la tradicional de la latonería pueden verse cada domingo en su plaza, que ejercen su actividad todos los días en las calles de nuestro pueblo.

¿Cuál es la historia de la Basílica del Pino?

Siempre he defendido que lo que no se conoce no se valora y lo que no se valora no se respeta. Conocer y respetar nuestro patrimonio arquitectónico, medioambiental y etnológico es el mejor camino para valorarnos como pueblo. En ese sentido, la Basílica construida en 1767 bajo las directrices del militar Antonio Lorenzo de la Rocha y la Torre Amarilla perteneciente a la anterior ermita y anexada a la nueva construcción y copia fidedigna de las que ornaron la fachada de la Catedral de Las Palmas con su estilo gótico-manuelino, son a la vez un valor cultural incuestionable y un valor emocional que nos une a las raíces más profundas de nuestro pasado.

¿Qué papel juega la Casa de los Patronos?

La casa museo de los Patronos, así como la plaza Teresa de Bolívar, son recuerdo de Néstor Álamo y sus estadías en la villa, así como un nexo que nos une al continente americano a través de la figura del Libertador. El palacio Episcopal y su alameda son la evocación permanente de la secular y estrecha relación de los prelados que han regido la Diócesis con la villa de Teror.

¿Y los conventos del Císter y las Dominicas?

El Convento del Císter ("balcón preclaro de la Villa", como lo llamara el poeta y periodista Ignacio Quintana), memoria de la presencia de los antiguos conventos isleños y, en concreto, el de San Ildefonso de Las Palmas, del que éste es permanencia en el tiempo, así como el otro, el de las Dominicas, antesala de uno de las fincas de más historia y con unas biodiversidad de valía incalculable, con un bagaje de historias, veredas, bosquecillos, construcciones, dignas de convertirlo en un foco de atracción turística con recorridos guiados en torno a nuestra cultura y su relación con la tierra. Creo, en suma, que, sin menoscabo de ninguno de los lugares atractivos, interesantes y hermosos del archipiélago, desde el Bosque del Cedro a La Laguna, desde Betancuria a Maspalomas, quien no ha venido a Teror no puede afirmar rotundamente que ha conocido Canarias.