El molino artesanal Pérez Gil de Vecindario lleva casi un mes sin poder hacer gofio porque el barco que trae el millo desde Argentina se ha retrasado. "Debió llegar hace tres o dos semanas, pero el retraso de la cosecha y la recolección del millo en Argentina no lo ha hecho posible, con lo que desde el pasado 14 de febrero no nacemos ni vendemos gofio", manifestó ayer Olga Torres. "Si llega el próximo fin de semana como se nos ha dicho, podríamos volver a tostar y moler millo dentro de diez días", dijo.

"Ojalá podamos volver a vender gofio el lunes santo para que muchas familias lo puedan utilizar en la pella de gofio que acompaña el tradicional sancocho del Viernes Santo", indicó Torres. El dueño Expedito Pérez indicó que tienen comprometidos comprar 60.000 kilos de millo, que es el contenido de tres contenedores traídos desde Argentina. "Este retraso nos perjudica tanto a nosotros como a tantos clientes de todas las partes de la Isla que vienen a comprarlo aquí", indicó.

"Algunos nos han dicho por qué no cerrábamos el molino estos días, poníamos un cartel diciendo el motivo y aprovechamos para descansar, pero nosotros somos personas serias y damos la cara para explicar a los clientes el motivo de no poderles vender gofio", exclamó Expedito Pérez. "Nos da pena no poder atender a tanta gente, sobre todo mayores, que vienen a llevarse su gofio", añadió.

Manos vacías

Su hijo Adrián Pérez apuntó que estos días han sido muchas las veces que han tenido que decirle a los clientes que no queda nada e invitarles a volver a finales de la próxima semana. "Por aquí pasan más de 50 personas al día y se van con la magua de no poder comprar su gofio preferido", indicó. "Somos el único molino de gofio de millo desde Telde a La Aldea de San Nicolás y aquí vienen a comprarlo desde todos los lugares de la Isla", agregó Adrián.

En tal sentido, Yaiza López, vecina de Ojos de Garza de Telde, se acercó ayer a la tienda para ver si había gofio. "Mi madre ya vino, como viene siendo tradicional porque nosotros éramos de Sardina del Sur, y tampoco encontró el exquisito gofio que se hace aquí", lamentó. Igualmente, Miguel Delgado, acompañado por tres personas de Las Palmas de Gran Canaria, también se tuvo que ir con las manos vacías. "Es el mejor gofio que conocemos de la Isla, es fino y un delicatessen", indicó.

Por su parte, Expedito Pérez comentó que "el consumo del gofio disminuye por la crisis y porque los jóvenes no lo valoran y prefieren más la bollería". "Este es un trabajo artesanal es muy sacrificado y poco reconocido. Yo no lo quiero ni para mi hijo", señalando el esfuerzo que se debe hacer para picar la piedra del molino para ponerlo a punto y volver a moler.

La fábrica artesanal muele al mes una media de casi 20.000 kilos de millo, casi la totalidad procedente de Argentina. "Dicen que su millo fue llevado por canarios cuando emigraron a Argentina y que es muy similar al nuestro", señaló Olga Torres. "Aquí no se planta mucho millo y los agricultores prefieren vender las piñas", añadió.

Expedito Pérez es hijo de la familia Pérez Gil, que fundó el histórico molino de Doctoral en 1949 y que se cerró en 1991. "Es un orgullo mantener la tradición de mis padres en este nuevo edificio de Vecindario donde llevamos ya 31 años", expresó Pérez. "Es un trabajo artesanal muy sacrificado y no valorado suficientemente por las instituciones públicas".