El presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, reclamó ayer firmeza y convicción en la lucha contra "los enemigos externos e internos" que puedan tener la tentación de limitar o acabar con el papel de la institución para "imponer pretendidas hegemonías" dentro del Archipiélago o debilitar las prioridades de esta Isla. En clara referencia al Gobierno autónomo de Paulino Rivero y a Tenerife, afirmó que Gran Canaria debe situarse "en el lugar que le corresponde, no por encima de ninguna otra isla, pero desde luego no por debajo o postergada tampoco por ninguna otra".

Tras confesar que su intervención de ayer es la "más significativa e importante" en sus casi treinta años de carrera política, Bravo de Laguna hizo un alegato en defensa de los cabildos insulares y utilizó para ello numerosas citas de Benito Pérez Galdós, José López Botas y José Canalejas. De éste último, recordó sus proféticas palabras para justificar la aprobación de la Ley de Cabildos: "Hemos llamado la atención de España entera sobre el problema de Canarias€ habéis despertado la consideración pública, y en España entera se habla del problema de Canarias€ Llegó la hora para el proyecto de las mancomunidades, llegó la hora para el problema de Canarias, y yo no puedo desaprovechar esta hora", sentenció Canalejas en 1912.

Bravo de Laguna también rememoró uno de los debates en las Cortes de Madrid, cuando Canalejas aseguró: "Si vosotros tenéis fe en los Cabildos insulares, que marcan una nueva etapa en la Historia de España,€ si vosotros tenéis fe en estos Cabildos insulares, tenéis resuelto el problema, porque todo el problema se reduce a dotar de vida, de personalidad y de vigor a los Cabildos insulares y todas las demás cuestiones son subalternas".

Plan Estratégico

Tras las semblanzas al nacimiento y a los cien años de historia del Cabildo, el presidente se refirió a la situación actual y enumeró algunas de sus ideas para lo que resta de mandato, que se concretarán en pocas semanas en el Plan Estratégico de Gran Canaria.

"No puedo ni quiero obviar en qué contexto nos encontramos; soy consciente de las consecuencias sociales y políticas del momento de crisis económica que padecemos, del desánimo social traducido en muchas ocasiones en indignación, frustración y pesimismo muy generalizado, y soy consciente también de la crisis de las instituciones y del desprestigio de autoridades y representantes políticos", señaló.

Pese a ese panorama, opinó que los grancanarios tienen que mirar hacia el futuro sabiendo que han superado otras etapas históricas de pesimismo, de emigración, de pobreza o de frustración. "¿Qué nos depara el futuro?, ¿cuál es el destino que yo preveo y espero para los Cabildos?, ¿cuáles las metas que entiendo que los ciudadanos de Gran Canaria esperan de nosotros y de quienes nos sucedan? Entiendo que son conceptos claros, que ya se ponen en práctica, pero en los que hay que insistir y profundizar", recalcó.

Bravo de Laguna animó a luchar por la Isla. "Todo por y para Gran Canaria, que diría López Botas. Que el Cabildo sea el auténtico gobierno de la isla, que coopere y coordine con sus 21 municipios. Que consiga impulsar la actividad económica y productiva para acabar con la epidemia del paro que hoy atenaza a muchos miles de habitantes de esta isla", expresó.

El presidente insular indicó que la Corporación debe atender de manera más eficaz a los más necesitados de protección, a los que están ya en exclusión social o en riesgo de caer en ella, que "practique una política de solidaridad auténtica". Bravo de Laguna apostó por preservar el medio ambiente, aprovechando todos sus recursos; por incorporar las nuevas tecnologías para que Gran Canaria se coloque "en vanguardia de las comunicaciones y de la informática".

Asimismo, el presidente insular consideró imprescindible fomentar y proteger "todo nuestro tejido productivo, turismo, agricultura, ganadería, pesca, industria, comercio y servicios". Entre sus propuestas para la nueva etapa también están la diversificación energética y el uso más extenso posible de energías limpias, sol, aire, salto hidráulico; convertir a Gran Canaria en la auténtica plataforma de cooperación, solidaridad, comunicación, investigación y desarrollo de esta zona del Atlántico; y la practicar políticas culturales y deportivas, como acicate del mejor nivel físico y mental de nuestra población.

Haciendo referencia a la necesidad de "firmeza y vigor en las resoluciones", Bravo de Laguna reclamó, "a pesar del desprestigio actual del término, una política de Gran Canaria y para Gran Cana-ria desde el Cabildo". Consciente de que hacer política es "cosa llena de dificultades", consideró, como apunta el catedrático de Derecho Político de la Universidad de París Maurice Duverger, que hay que "atender a necesidades ilimitadas con medios necesariamente limitados".

Tras preguntarse cuál es la fórmula para "hacer posibles unos deseos grandiosos en los términos de una realidad concreta", y en medio de "las circunstancias adversas que atravesamos desde el punto de vista no sólo económico sino también de ánimo colectivo", el presidente insular dijo que "la receta la dio de forma inequívoca Don Benito, el gran canario, Galdós el gran español".

En la conclusión de su discurso institucional de la celebración del centenario de la fundación de los Cabildos insulares , Bravo de Laguna indicó que hacía suyos los párrafos que Galdós dirigió a unos periodistas que fracasaron en su intento de mantener la revista Electra como publicación viva e innovadora.

"Que trabajen sin descanso, que no den entrada en sus espíritus al desaliento; que sean perseverantes, testarudos y hasta machacones; que el último momento de un descalabro sea el primero de una nueva tentativa, que se propongan un fin y cierren los ojos a los obstáculos que el camino les ofrezca; bien persuadidos de que no hay dificultades ni distancias que resistan a estas dos grandes virtudes: paciencia y voluntad", proclamó.