Cerca de 150 antiguos alumnos de las escuelas hogar de Guía y Gáldar, las primeras que se abrieron en Gran Canaria, se reunieron este fin de semana en Arucas en un encuentro cargado de lágrimas, emociones, sonrisas, recuerdos, abrazos y retratos en blanco y negro. Entre los asistentes se encontraban profesores, cuidadores y estudiantes que llevaban hasta 45 años sin verse en algunos casos, ya que muchos regresaron a sus pueblos de origen en lugares alejados de las medianías de San Bartolomé de Tirajana y la Cumbre.

Para muchos fue la segunda madre. Para otros llegó a ser hasta su madre, ante la falta de sus progenitores. La figura de Luciita, como todos la conocen, sigue generando palabras de admiración. Era la gobernante de la escuela hogar de Guía, y aquellos antiguos niños, hoy convertidos en hombres con una vida cubierta, siguen teniendo en altísima estima a esta mujer. "Muchas veces nos veía tristes, porque no podíamos ir al cine el fin de semana, y ella sacaba el dinero, y nos lo pagaba", recuerda uno de aquellos estudiantes. El sábado volvió a encontrarse con muchos de ellos, que agradecieron el apoyo que siempre les brindó esta mujer.

Las primeras escuelas-hogar de la Isla se abrieron a mediados de los años 60 en el Noroeste, siguiendo el ejemplo de otras comunidades autónomas españolas. Su concepto ha cambiado mucho con el devenir de los años. Pero, en aquella época, acogían a niños a quienes la lejanía les impedía asistir a clase, y también a huérfanos.

De ahí que muchos de ellos pasaran meses viviendo en estos centros hasta que podían hacer las maletas para regresar a sus casas, ya que solo podían hacerlo en Navidad, Semana Santa y verano. Con el tiempo, muchos de ellos ya lo pudieron hacer los fines de semana. Esta es la razón, como recordaban algunos profesores, que la escuela-hogar era un centro de formación. "Aprendían valores como dejar sentarse a una persona mayor o cederle el paso", recordaban el sábado en este encuentro. Pero, también, aprendieron a hacer la cama, preparar la mesa, coser y otras muchas tareas del hogar, que en muchos hogares no se hacía, además de recibir clases de apoyo fuera de sus aulas. "Los mayores nos convertíamos en tutores de los más pequeños, y éramos responsables de que se lavaran los dientes o se ducharan", apuntan.

En el encuentro habían antiguos alumnos procedentes de lugares tan dispares como Santa Lucía, Ayacata, Tunte, Guía o las Medianías del Norte, que coincidieron durante esas décadas del final del franquismo y los años posteriores a la llegada de la democracia. Se da la circunstancia de que algunos hermanos estaban internados en Guía y otros, sobre todo las niñas, iban a Gáldar, porque era mixto.

Los viejos alumnos se llevaron muchas alegrías. Entre los actos se incluía una visita en el casco histórico a la primera sede de la escuela-hogar de Guía, que antes acogió el ayuntamiento. El propietario del inmueble situado en la bajada de San Roque, que ahora acoge una guardería, se brindó a convertir una de las aulas en un museo recopilatorio de imágenes de aquella época. Una iniciativa que sorprendió a los presentes.

En ese lugar rememoraron cómo en la antigua casona y ermita de San Antonio, situada en frente, jugaban con aquellas pelotas de papel mojado que ellos mismos se fabricaban, y cómo se rompían los zapatos jugando a las chapas.

Guía ha contado en este tiempo con cinco sedes distintas. Precisamente, en la etapa de Los Salesianos, llegaron a contar hasta con 120 niños, ya que 20 eran becados a instancia de los religiosos cuando abandonaron aquellas aulas.

El encuentros sirvió para que aquellas buenas amistades que se quedaron atrás cuando abandonaron el centro se volvieran a reencontrar, con lágrima por medio. Algunos, tras estar 45 años alejados. También hubo momentos para las fotos antiguas de los niños. "Mira Juan Andrés y Miguel Martín, se podía escuchar en la sala, mientras pasaban las imágenes en blanco y negro, que dejan claro cómo ha pasado el tiempo para todos ellos.

Los organizadores tienen previsto repetir esta experiencia, y esperan conseguir que muchos a los que no les llegó la convocatoria se sumen para recordar aquella vieja etapa que marcó su infancia.