Fueron a aprender, pero también a llevar y dar a conocer la "Spanish tradition", como asegura Claudia Russo. Apenas tuvieron una semana, pero fue suficiente para empaparse de una cultura que de repente les sorprendió con sus diferencias y belleza. Jamás habían estado en "pantuflas" en las clase o habían tenido tan cerca castores o erizos. Y es que siempre recordarán Eslovenia como el lugar en el que hicieron amigos para siempre y comieron potika.

Es la primera vez que los alumnos del IES Profesor Antonio Cabrera Pérez participan en el programa multilateral Comenius Sustainable School Indicators. El objetivo del viaje de los hermanos Claudia y Adrián Russo, de María Eugenia Guerra, Javier Estévez, Tony Ramírez e Iván Rodríguez era "aprender y concienciarse sobre el desarrollo sostenible desde el centro", como así cuenta Jenny Sans, una de las dos profesoras que les acompañaron en la aventura, pero también "que los chicos se sintiesen parte de este mundo y salir de la Isla". A ella la experiencia le ayudó a conocer "de otra manera a sus alumnos". El próximo destino será Bulgaria, donde acudirán en junio otros cinco chicos, ya que "para este proyecto el centro dispone de 20.000 euros a repartir en 24 salidas", añade la profesora de alemán.

Risas y anécdotas para no dormir. Antes de partir a casi 4.000 kilómetros de distancia de sus hogares, ya ellos tuvieron una primera toma de contacto con sus compañeros eslovenos, a los que acogieron con anterioridad en sus casas. "Bueno, yo no...", matiza Iván, que se siente afortunado, ya que precisamente fueron los visitantes los que votaron y pidieron que él estuviese en el grupo que más tarde pisaría Liubliana. "Cuando me dieron la noticia fue como cuando te dan un premio por sorpresa en la tele".

Exprimieron al máximo su viaje. Rodeados de griegos, turcos, islandeses y autóctonos del país que también participan en el programa, ("todo el mundo conocía a los españoles", apostilla María Eugenia), descubrieron un sistema educativo muy diferente al que ellos están acostumbrados. "Todo está lleno de carriles bici", recuerda Adrián, "y si no reciclas te pueden multar, de hecho fue de las primeras cosas que nos preguntaron al llegar a las familias de acogida", añade su hermana Claudia, que se siente orgullosa de haber implantado los dos besos españoles a chicos "que son más fríos".

Ya en su Telde natal, los recuerdos invaden el aula donde narran sus hazañas. Tony descubrió que era menos tímido de lo que pensaba y Javier volvió con un amplio vocabulario esloveno . "Allí tienen un nivelazo de inglés", suelta María Eugenia, aunque ellos consiguieron comunicarse a la perfección con sus compañeros. "Tienes que buscarte la vida para hacerte entender", apostilla la chica de 4º de ESO. Además todos están de acuerdo en que gracias a este programa tienen una familia eslovena a la que les gustaría visitar en verano. "Hablamos cada día con ellos", explican. No descartan volver en vacaciones, eso sí, tienen clarísimo que nunca más volverán a comer dulce de potika.